En diferentes momentos he señalado lo que por ética no comparto y he lamentado que la dirigencia nacional mantenga un silencio complaciente ante la situación del PRI en el estado de Puebla. Rechazo contundentemente los excesos gubernamentales que padecemos los poblanos.
Por siempre y, en especial, durante los últimos años he mantenido una batalla en contra de la corrupción, el abuso del poder, el saqueo, el autoritarismo, la represión y la persecución que el gobierno estatal ha institucionalizado en el estado de Puebla.
No comparto el gobierno que piensa en la macroeconomía y busca congraciarse con los organismos internacionales, aunque se muera de hambre el pueblo y se tenga en total abandono a los grupos indígenas, no comparto la decisión de la dirigencia nacional de mi partido que en Puebla se calla ante los cientos de presos políticos, la escandalosa deuda pública, la violación sistemática de los derechos humanos, el alarmante aumento de feminicidios.
La cercanía de una parte del PRI con el gobierno panista del estado, nos ha enfrentado a los poblanos, porque no hay contrapesos, porque se violentan los derechos humanos, porque se extingue la división de poderes públicos, porque se persigue y encarcela a quienes dicen la verdad.
Puebla vive el saqueo más grande de su historia. Lo he combatido y denunciado oportunamente. La inexistente postura crítica del PRI como oposición en Puebla, ante el Fideicomiso Evercore que condena a los poblanos a pagar una deuda oculta de más de 70 mil millones de pesos como consta en documentos y diversos análisis hechos por especialistas
No comparto a ese gobierno que entrega todo al capital extranjero, a empresas como a AUDI en Puebla y abandona a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Por eso, firmar el Acuerdo por la Unidad Nacional, tiene implicaciones ideológicas y políticas, pero sobre todo tiene razones éticas y morales para mí. No transgrede en ningún párrafo la Declaración de Principios, el Programa de Acción y el Código de Ética del partido en el que he militado desde 1985.
Es un llamado a los dirigentes, militantes y simpatizantes de todos los partidos políticos que están a favor del combate a la corrupción y el abuso de poder, por estas razones acudí.
Reconozco que el PRI me ha dado mucho, pero afirmo categóricamente que yo, le he dado todo. Tengo acreditada mi disposición en diversas oportunidades incluso sacrificando mis legítimas aspiraciones e intereses siempre a favor de mi Partido.
Reitero, que militando o no en él -derecho que tengo plenamente- hasta el último día de mi vida mantendré mi formación ideológica, basada en el nacionalismo revolucionario y las tesis colosistas.
Tengo la firme convicción de que en Puebla y en México se pueden construir gobiernos con profundo sentido humano y vocación comunitaria con respeto pleno de los derechos humanos; que promuevan la democracia, la participación ciudadana y sean garantes de los derechos sociales.
Contra la corrupción, el abuso del poder y el saqueo en Puebla, defenderé -con estricto sentido a la legalidad partidaria y con pleno apego al marco jurídico constitucional- mis derechos humanos y políticos.