Roma, 24 abr (PL) La inseguridad alimentaria en fase tres y superior alcanzó a nivel global a 108 millones de personas en 2016, un 35 por ciento más que en 2015, según estudio presentado hoy en Consejo de la FAO.
El Informe Mundial sobre las crisis alimentarias 2017, elaborado por Food Segurity Information Network (FSIN), a instancias de organismos, incluida la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), señala los efectos agudos y de amplio alcance sobre la seguridad alimentaria de los conflictos armados.
Por esa causa -precisa- necesitan urgente asistencia alimentaria 17 millones de personas en Yemen, siete millones en Siria, 4,9 millones en Sudán del Sur, 2,9 millones en Somalia, 4,7 millones en el noreste de Nigeria, 2,3 millones en Burundi y dos millones en la República Centroafricana.
El panorama inmediato apunta, según el texto, a un empeoramiento de las condiciones y algunos lugares, con riesgo de hambruna en áreas aisladas del nordeste de Nigeria, Sudán del Sur, Somalia y Yemen.
Los conflictos, indica, causan desplazamientos masivos (internos y externos), prolongación de la inseguridad alimentaria y representan un peso sobre las comunidades de acogida.
Las poblaciones más afectadas son Siria, con 6,3 millones de desplazados internos, más 4,8 millones de refugiados en países vecinos; Iraq, con 3,1; Yemen, 3,2 millones; Sudán del Sur, tres millones, Somalia, 2,1 y el noreste de Nigeria de 2,1 millones.
El análisis abarca también el impacto indirecto de esos conflictos en países vecinos y las implicaciones regionales reflejadas en el número de personas que se encuentran en situación de total desamparo.
De igual modo, fenómenos como El Niño socavó también el año pasado la seguridad alimentaria de algunos países, con daños significativos a los cultivos agrícolas por la sequía.
Las naciones más afectadas están en el este y sur de África e incluyen a Somalia, Etiopía, Madagascar, Malawi, Mozambique y Zimbabwe.
El informe de FSIN advierte que los pronósticos para los primeros meses de 2017 indican un incremento en la crisis alimentaria en esas regiones, de manera particular en el sur y el sureste de Etiopía, Kenia y Somalia.
La subida de precio de los alimentos, que representa una oportunidad potencial para los cultivadores que son productores netos, es también una amenazada para lograr el acceso a los alimentos en varios países, con severas afectaciones sobre todo en los hogares vulnerables.
Ello fue más evidente en el sur de África, Nigeria y Sudán del Sur e hizo se agravara más la inseguridad alimentaria y el riesgo de malnutrición de los grupos de poblaciones de mayor fragilidad.
El Informe Mundial responde a necesidades de una evaluación coordinados para aumentar al impacto de las respuestas humanitarias y de resiliencia.