Caracas, 6 may (PL) Como respuesta a la propuesta desestabilizadora de la ultraderecha reaccionaria en Venezuela, después de casi un mes de protestas violentas, el presidente Nicolás Maduro reiteró el llamado a un diálogo nacional entre los principales actores políticos de esta nación suramericana.
La reciente convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, que busca establecer una agenda de trabajo garante del orden constitucional y la paz, echó por tierra los argumentos del bloque opositor, que califica como antidemocrático al gobierno bolivariano, e incita a la violencia como forma de enfrentamiento.
Para la derecha venezolana no basta haber perdido 18 elecciones frente al proyecto chavista y bolivariano que se desarrolla en la patria de Bolívar. En casi dos décadas de gobierno popular, los tradicionales partidos que le adversan no han cejado en su intento de derrocarlo, incluso apelando a un golpe de Estado en 2002.
Después de la muerte del comandante Hugo Chávez, y la llegada al poder del presidente Maduro, los grupos más reaccionarios arreciaron sus proyectos desestabilizadores, con pleno apoyo de Washington, la Organización de Estados Americanos (OEA) y un grupo de países aliados.
En los últimos años, la violencia se convirtió en arma de lucha política para los enemigos del chavismo. Basta recordar el plan denominado La Salida, en 2014, casualmente aplicado luego de un llamado gubernamental al diálogo, que dejó un saldo de 43 muertos y pérdidas por más de 20 000 millones de dólares.
En septiembre de 2016, la derecha volvió a lanzarse a las calles venezolanas para intentar derrocar al gobierno elegido democráticamente por el pueblo, sin conseguir sus propósitos, y ahora, desde los primeros días de abril, volvió a subvertir el orden, provocando la muerte de 31 personas y más de 500 heridos -hasta ahora-, y daños económicos que casi rayan en los 200 millones de dólares.
Ante este escenario violento y la falta de voluntad de diálogo de la oposición, Maduro lanzó una convocatoria constituyente, que permita sentar en la mesa de negociación a todas las partes y buscar alternativas para avanzar en la pacificación del país, con la premisa indiscutible de preservar las conquistas sociales alcanzadas en estos 18 años de poder revolucionario.
La convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela es l resultado del agotamiento de las posibilidades de un proceso de diálogo con sectores de la oposición que, con su accionar violento, busca generar miedo entre la población.
Para contrarrestar estas pretensiones, el nuevo proyecto constitucionalista se fundamenta en nueve temas vitales, entre ellos la necesidad de rescatar la paz nacional, la incorporación de la juventud y la importancia de la seguridad y defensa de la nación con una política exterior dirigida a impedir actos de injerencia contra la Patria.
Una vez más, los grupos más reaccionarios en la nación suramericana tratan de torpedear el llamado a la paz y rechazan el llamado a darle más vigor a la Carta Magna, porque esta vez entre los constitucionalistas estarán presentes las comunas, los obreros los indígenas, las mujeres, en representación de la sociedad.
La Revolución Bolivariana extendió de nuevo las manos abiertas hacia sus opositores, los reacios al diálogo siguen destruyendo el país, y el pueblo, al final, decidirá su futuro.(Tomado de Semanario Orbe)
Venezuela: llamado al diálogo y la paz
Por Miguel Fernández Martínez