Caracas, 12 may (PL) La violencia desatada en varias ciudades venezolanas a instancias de líderes extremistas de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y otras organizaciones opositoras quedó sin alternativa ante la convocatoria de una constituyente en el país.
Cada día de esta semana que transcurrió en medios de manifestaciones contra el gobierno y otras más numerosas de apoyo, mostró que el camino de la confrontación no es el que recibe el visto bueno de la población.
Hoy son más lo que apoyan la concertación, el diálogo y los que llaman a terminar con los enfrentamientos para que el pueblo pueda trabajar e impulsar la economía del país que se resiente, pese a los esfuerzos del gobierno de garantizar a la población productos de primera necesidad como el pan.
Luego de más de un mes de plantones y protestas que terminan en la violencia, el número de muertos que se atribuyen a acciones de la extrema derecha se acerca a 40 y más de 500 heridos,
Esta situación, en vez de aumentar sus apoyos entre la población, está llevando a los grupos de la llamada MUD a la debacle, e incluso muchas personas que no son afines al chavismo ya manifiestan en las calles su malestar por lo que pasa y critican los ataques contra escuelas, hospitales, negocios e instituciones gubernamentales.
En recorrido por las calles de la ciudad, incluso por zonas cercanas a la avenida Miranda, por Altamira, Chacaíto, bastiones de la derecha, ya se escuchan expresiones de algunos que piden «volver al trabajo».
La oposición perdió fuerza entre sus apoyos, pues no supo explotar el presunto capital político ganado al dominar la Asamblea Nacional en 2015 y lo dilapidó con acciones que no ayudan al país, comentan personas entrevistadas por Prensa Latina.
Esta semana incluso aumentaron las críticas ante «muertes selectivas» causadas por armas artesanales en las filas de los opositores con el objetivo de culpar a la Guardia Nacional Bolivariana, como ocurrió con Miguel Castillo, quien fue asesinado el miércoles por elementos violentos de la presunta marcha pacífica.
Esa manifestación partió de tres puntos del este de Caracas intentando llegar al Tribunal Supremo de Justicia, pero no cumplió sus objetivos, al igual que catorce o quince marchas previas que dirigentes opositores convocaran desde abril.
Llamaron la atención esta semana imágenes de las agencias noticiosas internacionales, con una cobertura adversa contra el gobierno, que mostraron acciones donde se aprecia que no se trata de marchas pacíficas, como intentan «vender», sino de bandas pertrechadas con equipos de ataque, que incluyen máscaras antigás, atuendos especiales y armas diversas.
Pero, ante esta situación de los partidarios del caos, se alzó con fuerza el apoyo al llamamiento del presidente Nicolás Maduro a una Asamblea Constituyente, algo que puede terminar en un diálogo nacional entre venezolanos por la paz, tal como dijo esta semana Elías Jaua, quien preside el grupo que prepara la consumación de la iniciativa.
Sin embargo, los opositores insisten en el choque frontal a la vez que tratan de descaracterizar la idea y alegan que defienden la Constitución -a la que siempre se opusieron- y quieren que se llame a elecciones presidenciales, o nada.
Venezuela: violencia, sin alternativa ante llamado a Constituyente
Por Luis Beaton