Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Todos los libros que no se venden en cierto tiempo son hechos pulpa. Desaparecen, no importan si son buenos, bellos, viejos o nuevos libros. Por ello Selva Hernández y Alejandro Magallanes salvaron de ese destino a un lote de cien libros bellos para crear la instalación: Objeto perfecto y precioso, que se exhibe en La increíble librería y en la librería A través del espejo, de la colonia Roma.
Selva Hernández: Este Objeto perfecto y precioso que es una reflexión sobre lo que es un libro en sí mismo sin importar el contenido, y pues decidimos, Alejandro y yo, intervenirlo con un ensayo que escribí yo, y Alejandro con dibujos y de esta manera volverlo otra cosa.
Alejandro Magallanes: El libro sirve para muchas cosas, principalmente para leerlo pero también para tocarlo, olerlo y disfrutarlo.
Sobre el destino del lote de libros Selva Hernández señala: “A pesar de su buena factura, buena encuadernación, buen diseño, por el tema estaban destinados al reciclaje, al kilo, normalmente tiramos en la librería un camión de media tonelada al mes…”, Alejandro Magallanes terminó la frase de Hernández: “…del cual traigo un ejemplo de una hoja. En esto terminan los libros, en papel de estraza”. A lo que Hernández remató: “cada vez que recibamos un kilo de tortillas o comamos un tlacoyo, o un taquito de canasta, pues guardemos un minuto de silencio por todos los libros que están en ese pedacito de papel y que no sobrevivieron, no tuvieron la suerte de éstos”.
Sobre la instalación, Magallanes comentó: “Este proyecto al remarcar que es un objeto tiene un espacio no virtual, ocupa un espacio físico en el mundo y eso nos parece muy hermoso”. A lo que Selva Hernández apuntó: “Todo el contenido del libro, el ensayo en doce páginas, los dibujos de Alejandro que también es un ensayo pero visual, y una serie de tripas, bueno, los incorporamos al interior del libro con “tripas”, que es como se les llama en el argot libresco a las cosas que se encuentran en medio de los libros”.
Alejandro Magallanes: Me encanta el nombre, me encanta que les digan “tripas”, es una cosa que no sabía, y que un poco las tripas hace que funcionemos, por eso me parece un nombre bonito para que lo que le funcione al libro de cada uno de los lectores, sean las cosas que uno integra al propio libro.
Selva Hernández: La obra completa se tiene que leer en orden y ver cómo interactúa el texto con el libro en sí. Y realmente es una cosa bonita.
El conocimiento no es de este mundo, es a este mundo gracias al peso perecedero de los libros que nuestro cuerpo finito y mortal tiene la oportunidad de aprenderlo y aprehenderlo.