Ciudad de México (N22/Redacción).- En noviembre de 2016 el juez argentino Guillermo Carvajal ordenó que el escritor Pablo Katchadjian fuera procesado por defraudación, esto debido a la demanda interpuesta en 2011 por María Kodama, titular de la propiedad intelectual de la obra de Borges, debido al experimento literario de Katchadjian, El Aleph engordado, en el que éste añadió frases a El Aleph de Jorge Luis Borges. Hace dos días, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sobreseyó al escritor; sin embargo, la causa judicial seguirá.
El libro de Katchadjian fue publicado en 2009 por la editorial Imprenta Argentina de Poesía. En ese entonces se dio a conocer que éste no buscaba lucrar ─sólo se imprimieron 200 ejemplares─ sino que obedeció a un experimento literario que consistió en añadir frases al texto original de Borges, “engordarlo”.
Desde que inició el proceso y hasta el momento del fallo que ordenó que el también profesor universitario fuera procesado por defraudación, varios escritores argentinos se pronunciaron a favor del trabajo del escritor. En una carta abierta se solidarizaron con éste autores como Carlos Gamerro, Ricardo Piglia, Damián Tabarovsky, Mario Bellatin, Martín Caparrós, Mariana Enríquez, Juan Forn y Margo Glantz.
En respuesta a la resolución de la Cámara Nacional de Apelaciones, el abogado de María Kodama, Fernando Soto, declaró al diario Clarín que apelarán la resolución. En el “juego de intertextualidad”, como explica el autor en su texto, 5 mil 600 palabras fueron agregadas al original de Borges. En el fallo, uno de los peritos señaló que “las diferencias entre uno y otro texto son lo suficientemente significativas para permitir reconocer que no hubo una reelaboración del texto original sino la creación de un texto nuevo y diferente”, como se lee en una nota en el mismo diario. Por su parte, el abogado de Kodama considera que no se trata de obras diferentes, sino de una obra alterada.
Universidades de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y China, se pronunciaron a favor de Katchadjian frente al Tribunal señalando que éste era un “procedimiento literario legítimo”. El proceso aún no termina pues el reclamo judicial continúa.