Nos queremos vivas, libres y seguras
La cacería de brujas de los Siglos XVI y XVII, su persecución tanto en Europa como en el Nuevo Mundo tuvo como finalidad quitarles el “poder” a las mujeres. Y fue fundamental para:
-El desarrollo de una nueva división sexual del trabajo que somete al trabajo femenino y la función reproductiva de las mujeres a la reproducción de la fuerza de trabajo (el trabajo doméstico no remunerado).
-La construcción de un nuevo orden patriarcal basado en la exclusión de las mujeres del trabajo asalariado y su subordinación a los hombres.
-La mecanización del cuerpo proletario y su transformación, en el caso de las mujeres, en una nueva producción de nuevos trabajadores.
Son señalamientos de Silvia Federeci en “Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”. Colección Nociones comunes.
En todo este proceso fue fundamental e indispensable quitarles poder a las mujeres, en el feminicidio más importante de la historia (hasta ahora). La cacería y persecución de las brujas, mujeres empoderadas que violentaban ese nuevo poder masculino, ese nuevo orden patriarcal que hasta hoy más o menos funciona, pero que afortunadamente se ha venido resquebrajando. Como parte de ese proceso está mostrando su peor cara: los feminicidios.
En México han sido asesinadas 44 mujeres activistas desde 2010 (La Jornada 12 mayo, 2017). Ser activista implica necesariamente un cuestionamiento al sistema, del orden que sea, pero también una renovación del poder femenino.
Entre esos asesinatos está el de Lesvy Berlín Osorio de 22 años, cuyo cuerpo fue encontrado en Ciudad Universitaria en una caseta telefónica. Este feminicidio se suma a un clima de violencia contra las mujeres en todo el país. Una violencia creciente y exacerbada, tolerada por los medios y desde luego por las propias autoridades.
Al igual que en el caso de los asesinatos de periodistas o de otros feminicidios, lo primero que se hizo fue descalificar moralmente a la víctima. En síntesis era una mujer “disfuncional” o “trasgresora”: no terminó la prepa, era alcohólica, tampoco vivía con sus padres, no era casada, vivía en unión libre, etc., etc.
Todos estos elementos la convertían en una mujer que atentó contra los “valores” patriarcales y ofendió o vulneró los pilares de la masculinidad. Mujeres como ella abundan en todo el país y en el mundo, están revolucionando la sociedad patriarcal, voluntaria o involuntariamente. Las Mujeres tienen nuevos “poderes”, son nuevas “BRUJAS”.
Su común denominador es precisamente que atentan contra la ortodoxia de la masculinidad, la violentan. Vamos, son las nuevas BRUJAS, porque tienen un nuevo poder, y lo más grave lo ejercen pública e impunemente. Para la misoginia, merecen un castigo, el peor de todos, la muerte y si es dolorosa mejor.
Son las nuevas guerreras. Están en el mercado de trabajo –un espacio esencialmente masculino-, siguen ejerciendo la maternidad sin pareja, luchan por sus derechos sociales.
En 2015, de las mujeres de 12 y más años con al menos un hijo nacido vivo, 27.8 por ciento ejercen su maternidad sin pareja. De ellas, 21.3 por ciento estuvieron alguna vez unidas mientras que 6.5 por ciento son madres solteras (Datos de Inegi).
Otras “disfuncionales” (Brujas), para el patriarcado y la misoginia son las mujeres Jefas de Hogar, como muestra la gráfica; y, para colmo, la gran mayoría (71 .0 por ciento), tienen por lo menos un hijo; ejercen un poder de padres/madres en la mayoría de los casos. Eso atenta o violenta las masculinidades, hay una nueva realidad para los hombres, donde sienten que están perdiendo poder.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el cuarto trimestre de 2016 la tasa de participación económica de mujeres de 15 y más años con al menos un hijo nacido vivo es de 43.4 por ciento. ¿Dónde quedó el “paradigma” del hombre proveedor y la mujer ama de casa? Otro empoderamiento de las mujeres, bastante costoso por cierto, también otro motivo para agredirlas o matarlas.
Estas nuevas guerreras-brujas tienen muchos logros. Se reúnen para encontrar a sus “desaparecidos” (los migrantes), viajando desde Centroamérica hacia todo México. Acompañaron a Javier Sicilia en su marcha por todo el país, reclamando enérgicamente a las autoridades para que hicieran algo para detener esta horrible violencia, y también para encontrar a sus “desaparecidos”.
En Veracruz lograron que se encontraran fosas clandestinas con cientos de cadáveres, ahí podían estar sus hijos, sus maridos. En síntesis alguien de su familia. No fue el Gobierno Municipal, tampoco el Estatal y mucho menos el Federal. Fueran ellas, las nuevas guerreras, las nuevas BRUJAS, ejercieron su poder porque no les quedó de otra, y así seguirá siendo.
Ahí están las mujeres de Cherán, en Michoacán, defendiendo los bosques, poniendo a raya a los narcos y su poder. Bueno, qué se puede decir de las madres de las “muertas de Juárez” y su enorme lucha. Ellas –las Mujeres- volvieron viral el hastag #SI ME MATAN, y si, las están matando, nos están matando.
Y en el colmo de los colmos, también están en la esfera política. Como ciudadanas votando, como candidatas, gobernando pero, claro, también son objeto de violencia política, porque atentan contra un espacio que también era exclusivo de los hombres.
Por si todo esto fuera poco, quieren ser dueñas de su cuerpo, decidir sobre su maternidad, no aceptar agresiones o decisiones ajenas en su cuerpo. Ser ellas las dueñas y señoras. También eso se consideraba (y considera) propiedad masculina, ellos como únicos dueños.
Hay un nuevo concepto de la feminidad y también debe haberlo de la masculinidad. El retorno de la caza de brujas, es decir la nueva violencia contra las mujeres, es un hecho mundial, es innegable que el ataque contra ellas es permanente y debe pararse.
Y esto sucede en un contexto donde, después de Siria, México ocupa el segundo lugar en violencia: con 23 mil muertos sólo el año pasado y más de 30 mil desaparecidos, según indica el reporte “Armed Conflict Survey 2017” (ACS) publicado por el International Institute for Strategic Studies (IISS) (El Financiero 11 de mayo 2017).
Sin embargo, el gobierno, a través de la cancillería, se apresuró a criticar y descalificar el informe de IISS, porque dijo que no tiene sustento alguno, ya que el origen de las cifras que maneja se desconoce.
Pero resulta que en las encuestas del Banco de México al Sector Privado y a especialistas, consideran que los problemas de inseguridad pública son el principal lastre que tiene el crecimiento económico en adelante.
Este tema está por arriba de cualquier problema financiero, comercial o económico en el mundo. Es una preocupación mayor a la baja en la plataforma de producción petrolera e incluso pesa más que la inflación o la depreciación del peso.
Conclusión: Algo tienen que hacer las mujeres del país para defenderse y para defender lo que queda de México, empoderadas y renovándose, como las BRUJAS contemporáneas.
Fuente: Cimac noticias