Santiago de Chile, 22 may (PL) La Cepal y la Unicef desde sus oficinas regionales en Chile, alertaron hoy sobre los peligros que acechan a la niñez en América Latina y el Caribe, en particular dentro de contextos de pobreza.
Son altamente vulnerables a los desastres y experimentan sus efectos en forma desproporcionada y creciente, señalaron la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En una nueva edición del boletín Desafíos, acerca de temas relevantes para el desarrollo integral de la infancia en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), analiza el panorama actual del área.
Ambos organismos de las Naciones Unidas hicieron un llamado a reforzar los sistemas de protección social en los países de la región desde la perspectiva de los derechos de la infancia, ante los efectos catastróficos del cambio climático en todo el mundo.
Señalaron que de 2005 a 2015 hubo 380 desastres en el mundo: Asia fue el continente más golpeado (con 44,4% de los eventos), seguido por las Américas (25,5%), África (16,5%), Europa (7,2%) y Oceanía (6,4%).
«La frecuencia de desastres en América Latina y el Caribe ha aumentado 3,6 veces en medio siglo. En la década de 1960 hubo, en promedio, 19 desastres por año y en la primera década del siglo XXI aumentó a 68 fenómenos anuales», apunto el texto.
En la zona, la mayoría de los desastres están relacionados con fenómenos de origen meteorológico e hidrológico (huracanes, tormentas, inundaciones y sequías), aunque el peor fue el terremoto de Haití de 2010 (222.570 muertos).
Asimismo, en 2016, los eventos más letales fueron el terremoto en Ecuador (677 muertos) y el huracán Matthew, también en Haití (con 546 muertos).
Cepal y Unicef consideraron que al garantizar niveles básicos de ingreso y acceso a servicios sociales (salud, educación y vivienda), la protección fortalece la prevención y capacidad de respuesta y reduce la vulnerabilidad, contribuyendo a una recuperación.
«La protección social constituye una política pública clave para hacer frente a los desastres antes, durante y después de su ocurrencia», enfatizaron.