México, 10 jun (PL) Pablo Picasso y Diego Rivera se reencuentran hoy en el Palacio de Bellas Artes de esta capital, donde obras de ambos maestros de la plástica se muestran en contrapunto.
Se trata de la exposición Picasso & Rivera: conversaciones a través del tiempo, la cual prioriza las coincidencias de ambos artistas, desde su formación académica común, el diálogo con el cubismo y sus miradas desde las respectivas raíces de Europa y América.
No se trata de una comparación, afirmó Michel Govan, director de Los Angeles County Museum of Art (LACMA, por sus siglas en inglés).
Ellos convergen en diversos puntos en tiempo, espacio, ideas y diálogo, sostuvo.
Son 147 piezas las que integran la exhibición, 45 del pintor malagueño, 54 del mexicano y el resto de arte grecorromano y precolombino.
Dividida en siete núcleos, son los autorretratos de ambos, uno junto al otro, los que inician el camino compartido por las salas del emblemático edificio del Palacio de Bellas Artes.
El encuentro Picasso-Rivera fue en París, en 1914; ahí comenzó una amistad y un intercambio de ideas estéticas y aunque la afinidad con el cubismo fructificó en un diálogo sobre lienzos y pinceladas con influencia mutua, también fue motivo de su ruptura, narraron a la prensa Diana Magaloni y Juan Coronel Rivera, curadores de la muestra. Tres obras se exhiben como testimonio de la gran amistad entre los artistas aún en ciernes.
Durante la investigación para la muestra se encontró una fotografía de la pintura Farola y guitarra, que Pablo dedicó a Diego, en la que con grafía en francés le dice: estoy de acuerdo contigo en todo.
La fundación Picasso certificó la originalidad del documento e informaron que en el acervo particular del español había una pintura de Rivera, titulada Composición cubista (naturaleza muerta con una botella de anís y tintero), regalo del muralista mexicano al pintor malagueño, la cual se expone al público por primera vez.