Montevideo, 14 jun (PL) Yo veo al comandante Ernesto Che Guevara como un luchador eterno, victorioso como Fidel Castro, Julio Antonio Mella y José Martí, ellos vencieron la muerte y siempre han sido vencedores, aseguró el historiador cubano Froilán González.
En entrevista con Prensa Latina, a propósito de la presentación en Montevideo a comienzo de este mes de un documental sobre Tania la Guerrillera, el escritor afirmó que en estos tiempos que vive la humanidad, el Che «seguiría con su lucha contra el imperialismo, que es el principal causante de todos los males».
A veces la gente dice que si los militares bolivianos asesinaron al Che y dispararon, es verdad, «pero fue por orden de Estados Unidos y, junto a la CIA, fueron los máximos responsables», expresó el analista quien por más de 30 años indagó, en unión de su esposa, Adys Cupull, sobre la gesta guerrillera en Bolivia.
El día de su muerte en la Higuera allí había un agente de la CIA presente, «si esos factores externos no hubieran influido a lo mejor la historia hubiera sido diferente», sentenció.
González destacó que Fidel Castro venció en la Universidad, en el Moncada, cuando vino en el Granma, en la Sierra Maestra, en Playa Girón, sorteó la crisis de octubre y venció a la muerte.
Y es el Che uno de los fieles compañeros de Fidel, entonces, el Guerrillero Heroico -como le llamamos en Cuba- es un vencedor y los cambios que se producen en Bolivia y los generados en América Latina tienen mucho que ver con eso, señaló.
Al referirse a los sucesos del 9 de octubre de 1967 en la Higuera, Froilán González insistió en que lo ocurrido allí realmente fue un asesinato, y no solo al Che, también al peruano Juan Pablo Chang Navarro y a dos bolivianos, Willy Cuba y Aniceto Reinaga.
En ese lugar, dijo, fueron cuatro los prisioneros asesinados, en violación de todas las normas internacionales del respeto a los prisioneros de guerra.
Apuntó que en su libro «Sin olvido crímenes en la Higuera», aparece el testimonio del que fue ministro de Relaciones Exteriores del dictador René Barrientos, quien estaba en la OEA, «esa que todos conocemos de servidumbre, crímenes, cómplice de todo lo malo en nuestros países».
Él nos cuenta que le dijo a Barrientos que no fueran a cometer el grave error político de asesinar al Che, porque «además de un crimen, se va a cometer un grave error político».
Yo pienso que, relató el escritor cubano, él tenía mucha razón, «cometieron un crimen y un grave error político porque las mentiras fueron llevando a una escalada de nuevas mentiras».
Primero dijeron que cayó en combate y murió a consecuencia de las heridas, lo cual fue falso, su cadáver llegó a Valle Grande todavía caliente el día 9 de octubre, apuntó.
Si cayó en combate como va a mantenerse ese cuerpo caliente 24 horas después, en un lugar que está casi a dos mil metros sobre el nivel del mar, cuestionó el investigador.
Ahí se descubre la mentira y además habían pedido que fueran peritos argentinos a identificar el cadáver, pero estos no llegan y el colegio médico boliviano pide hacer una autopsia imparcial porque comienzan a llegar los informes de que el Che fue asesinado.
Narró González que esa situación puso al gobierno de Bolivia y a la CIA en una situación bien complicada, y es cuando deciden cortarles las manos para que los peritos argentinos puedan proceder a la identificación y desaparecen el cadáver, para así evitar que se pueda pedir la exhumación.
Entonces vuelven a mentir al decir que su cuerpo fue quemado y sus cenizas dispersadas por los Andes, «una mentira fue llevando a otra mentira», subrayó.
El hecho de asesinar al prisionero, comentó, de cortarles las manos, de desaparecer su cadáver, «le fue dando una gran dimensión mundial al hecho», a lo que se unió después su ideario político y la entrega de renunciar a todo en bien de los desposeídos.
Se suma a ello la religiosidad, la cual «salva también a la Higuera porque la gente comienza a creer que es un espíritu que hace milagros».
Nosotros no creemos en milagros, pero investigamos en Bolivia 42 milagros que, según la gente, «el Che les había hecho».
Expresó Froilán que eso une a los habitantes de esa localidad y se comienza a conocer al Che como San Ernesto de la Higuera, «por lo que la religiosidad salva y preserva, durante las dictaduras, la zona y el sitio».
El escritor, con 18 libros sobre la vida del Che, recordó que en el 50 aniversario de la victoria de Playa Girón (Bahía de Cochinos), junto a la brigada médica cubana le erigieron un monolito con piedras al comandante guerrillero y a sus compañeros.
Para los bolivianos, señaló, la vida surgió de las piedras y ellos dicen que el hombre nace y muere, las plantas se secan, las nieves se derriten, el agua se transforma, el viento viene, llega y se va, pero las piedras son eternas porque ni el fuego puede contra ellas.
Por eso ni las campañas difamadoras, ni las calumnias contra el Che, Tania y demás compañeros de la guerrilla han podido hacer mellas, aseveró.
El entrevistado enfatizó que la llegada de Evo Morales al gobierno de Bolivia marcó una nueva etapa para ese país y Valle Grande se convirtió en algo trascendente, y «no solo esa localidad», apostilló.
Yo veo al Che como un luchador eterno, victorioso como Fidel Castro
Por Juan Carlos Díaz Guerrero