Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad
Benjamin Franklin
La seguridad es una condición, pero también un asunto de percepción, tanto que el Instituto Nacional de Geografía (Inegi) la mide cada mes y aunque los avances de las autoridades quintanarroenses pueden parecer aún insuficientes para atajar el grave problema local, no puede negarse lo avanzado. Lo que falta en todo caso es un acto de gobernanza en el que la ciudadanía se involucre más en su entorno inmediato, pero no con actos como la integración de grupos de “autodefensas”, cuyo objetivo parece estar más encaminado a enrarecer el ambiente público, que solucionar un problema que a todos nos atañe.
La semana anterior, el periódico Reforma publicó una nota en la que se señala el surgimiento de un grupo de “autodefensas” conformado por “comerciantes, hoteleros y habitantes del municipio de Solidaridad (Playa del Carmen)” e incluye como refuerzo de la publicación el escrito entregado al Gabinete de Seguridad Federal, porque aseguran que los actos delictivos continúan en ese destino turístico, pero la conformación misma de estos grupos es un hecho fuera de la ley, sin líderes visibles; luego entonces, parece más una misiva dirigida a enrarecer el de por sí convulso entorno local.
Sin defender a ultranza a nadie, la administración de Carlos Joaquín González ha entregado algunos centenares de patrullas a las policías estatales y municipales, en la zona norte de la entidad se comenzó la construcción de un edificio para la Policía Federal, hay detenciones de narcotraficantes y policías involucrados con ellos; y el mandatario ha hecho hincapié en que se busca la coordinación efectiva entre las corporaciones locales y federales para cerrar “lagunas” que pueda haber entre los ámbitos de competencia de cada cual; luego entonces, ¿a quién beneficia la constitución de grupos al margen de la ley si no es a los mismos criminales?
Desde el inicio de la administración, se regresó a las calles a elementos policiacos que servían de “guaruras” para funcionarios y se está en proceso de reclutamiento de unos 500 más, pero sobre todo el gobernador hizo un llamado a la sociedad para que también asuma la responsabilidad que le toca en garantizar la paz y seguridad social, entonces llegamos al punto en que la percepción de seguridad nos atañe a todos, porque los ciudadanos tienen todo el derecho de exigir a sus autoridades la seguridad que requieren, pero también son corresponsables de los logros.
A la administración joaquinista le quedan más de cinco años, la seguridad sin duda será el tema del sexenio, pero si la acción, como se observa, es consistente y la coordinación se establece, es probable que al final la seguridad sea una condición real, por ello el mensaje enviado es el correcto: se requiere del esfuerzo de todos.
No se trata de engañarse tampoco, los actos criminales siguen, particularmente asesinatos en la zona norte, o algunos sonados secuestros en el sur –resueltos, por cierto, con rapidez-; la Fiscalía General de Justicia parece seguir sin mucho rumbo y hay insistentes rumores sobre la renuncia de su titular, Miguel Ángel Pech Cen; a las corporaciones federales no se les ve mucha acción concreta, pero avances sí hay, la ola delictiva muestra cada vez menos fuerza, así que “autodefensas” como los anunciados tienden más a afectar que a generar beneficios. Por cierto, ¿quiénes son los supuestos comerciantes, hoteleros y ciudadanos que apoyan al naciente grupo de autodefensas, de verdad requieren estar en la clandestinidad?
Sin duda falta mucho por construir y el saldo muy probablemente no es tan positivo como debiera, pero si algo hay que reconocer –sin aprobación a priori- es que esa circunstancia ha hecho que a nivel local el gobierno saliera del letargo en que parecía encontrarse desde hace ya por lo menos once años, falta la acción ciudadana ¿Usted ya está haciendo su parte? Así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.