Todo está cambiando. La gente se toma en serio a los humoristas y a los políticos como una broma
Will Rogers
Ocho de cada diez mexicanos no creen en los partidos políticos; aun así, para este año recibirán unos cuatro mil millones de pesos –a los que se suman los recursos entregados en las entidades federativas-; así que fundar uno parece un buen negocio ¿pero sirven para ganar elecciones, considerando ese nivel de rechazo? Claro, cuando se tiene el poder.
En días anteriores se difundió profusamente la asamblea realizada para constituir el partido político local Confianza por Quintana Roo, eventos coordinados (muy “discretamente”, ajá) por el personal más “allegado” a Miguel Ramón Martín Azueta, jefe de Despacho del gobernador, Carlos Joaquín González, lo que generó que, de entrada, al partido se le haya colocado el mote de “partido joaquinista”, habrá que ver si, efectivamente, el mandatario apoya la constitución de ese partido en específico, pues eufemísticamente podrá hablarse siempre de las “bondades” de que existan más opciones políticas.
Pero de ser así y en una entidad como Quintana Roo, en donde prácticamente todos los partidos le rinden cuentas al mandatario, y este renunció además a su militancia al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para llegar al poder cobijado por el Partido Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD) ¿qué importancia puede tener impulsar su propio partido político? Mucha, primero porque a través del mismo puede postular a sus allegados sin depender de los partidos que lo apoyaron –lo que le brinda independencia en la negociación de espacios, no porque pretenda no apoyar a los blanquiazules y solaztequistas-, pero además porque los partidos políticos en el poder no han dado muestras de estarse fortaleciendo aun con el panorama tan favorable que les brindó el triunfo electoral de junio de 2016.
Además, aunque el PRI fue expulsado de la gubernatura, sigue siendo –junto con sus aliados- la principal fuerza política de la entidad, al gobernar 8 de 11 municipios quintanarroenses –incluyendo Benito Juárez, que aglutina más de la mitad de la población estatal-, y por sí mismo controla 4 de ellos (PAN y PRD gobiernan sólo 3); y aunque se antoja difícil que en 2018 el tricolor pueda tener una recuperación importante, sobre todo si se considera que en el proceso electoral federal Morena avanza como favorito a ganar la presidencia de la República; en 2019 el PRI pudiera volver a ser competitivo.
No debe olvidarse además que el 2019 se renovará el Congreso local y que resulta fundamental para el mandatario mantener el control del Legislativo, fundamentalmente para efectos de gobernabilidad, por ello un partido político nuevo pudiera permitir ampliar la capacidad de ganar elecciones y sumarlo a los triunfos de los partidos que ya apoyan a Carlos Joaquín González; sólo hará falta un pequeño detalle: Además de la fuerza del “poder”, la popularidad del mandatario deberá mantenerse por lo menos en los próximos dos años, pues serán el insumo principal para que el partido naciente no resulte un fracaso; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.
P.D. Además del señalado, hay tres organizaciones más que pretenden constituirse como partidos en Quintana Roo.