Por Guillermo Robles Ramírez
Existe una gran preocupación entre la juventud en buscar su media naranja. Hay quienes lo definen en la búsqueda de su alma gemela o bien su “igual” con quien compartir esos momentos de felicidad, éxitos, alegría, así como momentos de reflexión, tristezas o situaciones en donde se requiere la solidaridad de una pareja que a su compañero le exprese palabras de aliento, valentía y hasta de sentir cómo te ofrecen la mano para levantarte ante un problema difícil.
Es un hecho que durante esta larga búsqueda hay muchos quienes se llevan muchos años para poder encontrar a esa persona, conocida como la persona indicada.
Pero una vez que lo encuentra; esa persona especial, sucede algo mágico como si una de las dos partes o ambas quisieran detener el tiempo, el espacio y todo el universo, para recordar hasta el último detalle de esos momentos especiales.
Cuando se vive esa etapa del amor, se desvive uno del otro en millones de atenciones, cortejos, caballerosidad, coqueteo, romanticismo, palabras dulces y cariñosas, promesas de amor eterno como la base sólida de esa unión de pareja siendo lo más fuerte e inquebrantable ante cualquier situación.
La formalidad de esa relación de amor es con la culminación del verdadero compromiso del matrimonio por ambas leyes, es decir, la civil y el famoso ritual religioso ante un altar en la casa de Dios, sin importar que religión.
Llegar a esa etapa de la vida es fácil, pero lo difícil es mantener vivo ese amor y saber torear las dificultades que todo matrimonio enfrenta. Unos de una manera y otros de diferente, pero a final de cuentas todas pasan por el mismo proceso y el chiste es tener la sabiduría, paciencia y madurez de saber cómo salir bien librados ante las diferentes situaciones que tiene preparada la vida.
Se dice que los matrimonios de antes duraban más tiempo hasta hacerse pasitas, y como dice uno de los votos del matrimonio “hasta que la muerte los separe”.
En la actualidad son pocos aquellos que llegan hasta una edad avanzada, porque una gran parte de la población mexicana no lo hacen y solamente se preguntan: ¿cuál es la fórmula para mantener un matrimonio durante años?
Al día de hoy muchos matrimonios enfrentan sus problemas con una simple solución y cobardemente: el divorcio.
Entonces me cuestiono todo ese ritual y tiempo invertido para enamorar a la pareja se va en un par de meses por el caño, por medio de los juzgados familiares, para posteriormente pasar a la siguiente etapa resultando aún más difícil porque así con la misma facilidad con la que se casan se divorcian.
Últimamente su incremento es mayor al inicio de los ciclos escolares, donde los que se hacen llamar papás se hacen ojo de hormiga, o en ocasiones llegan hasta a desaparecer encontrándoseles después fotografiados en las playas con los amigos de parrandas y todo ese destape gracias a las redes sociales donde no falta cualquier gracioso que delate a su amigo que tanto se ha quejado que no tiene dinero para hacerle frente a sus obligaciones como la pensión alimenticia porque la situación económica está muy difícil.
Para todos aquellos papás que únicamente saben reclamar derechos donde siempre surge el padre celoso cuando ven que su anterior pareja está rehaciendo nuevamente su vida, y como medida de “pertenencia”, se les olvida sus obligaciones de pensión alimenticia, deberían de ser castigados con una iniciativa legal donde se haga un banco de datos de todos esos machistas desobligados y morosos sean turnados a una especie de padrón dentro del Registro Civil, con el objeto de que cuando anden de enamorados y quieran casarse nuevamente se les niegue el matrimonio hasta que no paguen para que no anden de “pirinolilla” suelta regando hijos para dejarlos en el olvido. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org