Por Julio López
La décimo quinta edición del Festival Internacional de Cine de Morelia brilló por la cantidad y calidad de sus invitados internacionales. Este año todo marchó sin contratiempos, los eventos apenas se retrasaron unos minutos.
La selección de cortometraje en sus diferentes categorías estuvo muy disputada. Como ya es costumbre, los largometrajes documentales se robaron la atención: Regreso al origen, de María José Glender obtuvo el premio del público, mientras que Artemio, de Sandra Luz López se alzó con una mención especial. La gran triunfadora de la noche en esta categoría fue Rush Hour, de la directora Luciana Kaplan; llama la atención que su formación académica esté ligada al Centro de Capacitación Cinematográfica, el CCC.
Todo lo contrario sucedió en la categoría de Largometraje de ficción. El año pasado había catorce películas en competencia, este año se eligieron sólo siete. La considerable reducción de películas hacía pensar que la decisión respondía a una curaduría rigurosa, compuesta por lo mejor de lo mejor, nada más equivocado. De estas siete películas solo tres lograron sacar, a regañadientes, elogios de la prensa especializada y que a la postre se convirtieron en las ganadoras de la noche. La primera de ellas es Sin Vivir por la que el actor y productor Pedro Hernández se llevó el premio a la mejor interpretación masculina.
“No te voy a mentir: uno siempre se hace ilusiones de que su trabajo sea reconocido, pero así como ganar el premio no, es más no sabía que había esta categoría, en verdad fue una sorpresa para mí. Yo ya estaba en México, recibí la noticia de que viniéramos porque había algo para la peli, pero jamás nos imaginamos que fuera esto”, declaró un sorprendido Pedro Hernández.
Ayer maravilla fui, del director Gabriel Mariño, se llevó el premio a la mejor primera o segunda película y el premio a la mejor actriz fue concedido a Sonia Franco. Su próxima parada es el Festival Internacional de Cine de los Cabos.
“Ahorita nos vamos a Los Cabos, es muy bonito, es increíble saber que una película se hizo con medios tan mínimos como ésta, totalmente independiente, de pronto pueda tener un buen estreno, una buena acogida, llevarnos dos premios increíbles y pensar que ya tenemos una cita siguiente eso es, yo creo, lo que todo cineasta quisiera escuchar, quisiera tener”, señaló Mariño.
Finalmente, el jurado encabezado por el reconocido director húngaro Béla Tarr, decidió concederle el máximo galardón de la noche a la película Oso polar, del director Marcelo Tobar, cuyo estreno está planeado para el 10 de noviembre de este año.
Finalmente, Ana y Bruno, que dirigió el cineasta Carlos Carrera, cerró las funciones de la décimo quinta edición del Festival Internacional de Cine de Morelia. Después de casi una década de trabajar en la cinta de animación, por primera vez se proyectó en México.
Ana es una niña que escapa de una clínica psiquiátrica, para buscar a su padre e intentar salvar a su mamá. En esta aventura conoce a diversos seres fantásticos, con quienes emprende un viaje lleno de historias conmovedoras. Entre los personajes, se encuentra una elefanta rosa, novia de Bruno y que está celosa de Ana. En 2011, Regina Orozco grabó la voz para darle vida a este personaje.
Para Carrera, “las películas son películas no importa si son animación, ficción, documental. Entonces me parece muy sano que las películas de animación sean consideradas cine, sin apellido, eso me parece increíble. El filme que en total ocupó cuatro años y medio en estar listo, con periodos de descanso por falta de presupuesto, aún no tiene fecha de estreno pero se prevé llegue a salas de cine del país en marzo o abril del siguiente año.
El Festival Internacional de Cine Morelia siempre es un termómetro que nos reveló que el 2018 será un año flojo para la industria nacional.
Fuente: N22