Por Irma Gallo
Ir al cine es uno de los mayores placeres para Julián Herbert (Acapulco, 1971) pero, aunque reconoce que el cine de arte tiene momentos sublimes, para él no hay nada como un buen western, una aventura futurista o, no cabe duda, una película de Quentin Tarantino. Por ello, su libro más reciente de cuentos está lleno de referencias y guiños al mundo del celuloide.
“El día que fui a ver Blade Runner en el cine me volé las clases y me maravillé tanto con la película que se me olvidó que tenía que regresar a mi casa y mi madre pensó que me habían robado porque llegué a la casa hasta las once de la noche porque me quedé en la permanencia voluntaria a ver la película una y otra vez”, contó el escritor en entrevista. “Toda esa formación creo que la he utilizado narrativamente desde el principio, casi. Yo creo que mi primera novela está escrita con muchos recursos del cine”.
Sobre esta compilación de relatos que revelan “la visceralidad y el horror” de diferentes personajes, Herbert menciona que, como en su primera novela, “el libro está lleno de guiños al cine. Por ejemplo, el primer cuento sucede la mayor parte en el aeropuerto Charles de Gaulle, de París. Y hay una escena en que este personaje, que es Max, va por una escalera eléctrica y descubre la imagen que está viendo como la portada del disco I Robot, de Alan Parsons, que son unos tubos de plástico. Y esa escena, por supuesto, es un homenaje a la escena inicial de Jackie Brown”. Está también otro de los personajes, un capo, “que secuestra a un crítico de cine para que le explique el cine de Tarantino, y la razón es que el capo del narco y Quentin Tarantino son idénticos físicamente”.
Julián Herbert presenta Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino (Random House) el 28 de noviembre en la FIL Guadalajara.