Una de las principales autopistas aquí en Coahuila es sin duda alguna la de Saltillo-Torreón. Su importancia porque es una de las principales vías de comunicación terrestre comercialmente, así como el de negocios y además asuntos particulares de los coahuilenses.
Sin embargo, muy poco se ha dicho a la vía libre, es decir, la carretera antigua entre Saltillo, y Torreón que solamente quienes hemos viajado en ella sabemos en qué condiciones se encuentra.
Su principal inconveniente se encuentra en los famosos reductores de velocidad, conocidos como “lavaderos”; que su función es precisamente el de moderar la aceleración a la entrada de un poblado o ejido.
Por lo general estas comunidades los divide la carretera federal, siendo muy perceptible ya que cuando se transita en ellas, se puede observar en la pasada una escuelita, así mismo como su iglesia.
Pero también en algunos de estos ejidos o comunidades es común observar a vendedores que se posicionan en éstos reductores, topes o bordos para ofrecer productos diversos que hacen los mismos pobladores o bien producen dentro de sus pequeñas parcelas como es la venta de naranjas, melones, sandias, miel, pays, o las famosas campechanas.
No son malos los reductores de velocidad y cualquier medida que se instrumente para la seguridad de aquellas comunidades, pero a los que se están dejando en una situación de inseguridad son para todos aquellos conductores; sobre todo los vehículos de tipo sedán, porque los lavaderos en lugar de reductores de velocidad parecen bardas por su extremada altura, y sin ningún anuncio previo de dónde se encuentran localizados; de igual manera se encuentran los topes que ni pintura tienen indicando su localización, así como su señalización vial.
Aparte de que a la falta de señalización adecuada en los tramos donde están haciendo recarpeteo pone en peligro a los conductores, porque hay que tener muy buenos reflejos y frenos para poder maniobrar ante estos obstáculos inesperados, que durante la noche incrementa más su riesgo. Para quienes logran esquivar con éxito estas trampas, pues no se salva de tener que comprar llantas nuevas o mínimo tener que reparar los rines golpeados por los mismos “dizque” reductores de velocidad.
Muchos pensaran que la “autopista”, es la opción óptima para poder viajar, pero también tiene sus detalles, ya que no se le da mantenimiento a la carpeta asfáltica, teniendo tramos donde ya está levantada la misma, ocasionando baches sacudiendo las unidades automovilistas.
Es muy claro que la Secretaria de Comunicación y Transporte, sigue supervisando con planos y en oficina; las carreteras en Coahuila, o inclusive las conocen desde arriba; pero volando, porque las carreteras y autopistas, sí se encuentran en una situación donde peligran los viajeros, y sobre todo ahora en épocas navideñas es cuando más afluencia tienen tanto por intereses comerciales, así como por intereses personales de visitar a familiares. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org