Buenos Aires, 20 dic (PL) El ruido incesante de las cazuelas se escuchaba pasada la medianoche y en las primeras horas de la madrugada de hoy en la Plaza de los Congresos de la capital y en varias provincias del país en señal de protesta contra la reforma previsional.
Aunque con menor medida que el día anterior, fue otra concentración espontánea, donde reinó la paz, sin grupos infiltrados que el pasado lunes agredieron y se volvieron violentos cuando se decidia la suerte de esta iniciativa que finalmente, en medio de la dura manifestación, se transformó en ley.
Mientras corría desde la tarde de la víspera otro debate por otra reforma -la tributaria-, al caer la noche comenzaron a escucharse por varias horas en la ciudad y lugares distantes como Neuquén, Bariloche, Rosario y Córdoba los cacerolazos.
«Prometió un montón de cosa y no hizo nada al contrario sacó, sacó y sacó, cada vez que hablan mienten, apuntaba esta madrugada una señora ante las cámaras del canal C5N desde el Congreso en referencia al Gobierno.
Arengas, carteles y una tensa calma se respiró en una protesta tranquila en las afueras del Congreso, donde al cierre de esta nota todavía se debatía la otra iniciativa que contempla una discusión de ganancias para las empresas que reinviertan sus dividendos, grava la renta financiera, y disminuye en forma gradual los aportes patronales, entre otros puntos.
Con una efervescencia social que bajó un poco la temperatura registrada en los dos últimos días, aunque con un malestar palpable aún, la jornada de ayer fue muy diferente a lo que se había vivido el día antes: una verdadera batalla con tintes violentos, que terminaron con 160 heridos y 60 detenidos.
Este martes, pasada gran parte de la tempestad y aprobada la reforma, el presidente Mauricio Macri salió a hablar en una rueda de prensa.
«No hay ninguna razón para creer que un grupo a través de la violencia va a imponer sus ideas o que a partir de la violencia va a desestabilizar el funcionamiento democrático en nuestro país», expresó el mandatario.
Asimismo, consideró que «toda esa violencia que vimos estuvo claramente orquestada», y sostuvo que «la vamos enfrentar junto a la Justicia, porque no fue nada espontáneo, fue algo claramente premeditado, que buscó que no funcione el Congreso de la Nación».
La reforma previsional fue una vez más defendida por el Presidente quien dijo que garantiza a los jubilados «durante los próximos años una fórmula que los defienda del peor mal que han sufrido, que es la inflación, contra la cual estamos luchando».
Consideró que los proyectos enviados al Congreso van en sintonía con «esta reforma continua en la cual hemos estado siempre apuntando a lo mismo: reducir la pobreza, crecer y generar oportunidades».
En medio de la situación que se respira por estos días, la víspera la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina sostuvo un encuentro con el mandatario, acordado hace 20 días atrás, en la que se abordó sobre los hechos registrados.
En un comunicado, los obispos señalaron que expresaron al Presidente sus preocupaciones por la situación de los jubilados, la magnitud de los hechos de violencia registrados y la característica de la respuesta de las fuerzas de seguridad.
En su encuentro reafirmaron la necesidad de continuar el camino del diálogo, en el marco de las instituciones democráticas y de asociaciones representativas de la sociedad civil y comunidades religiosas, sostuvo el texto.
La polémica reforma previsional es una del paquete que impulsa el Gobierno y fue convertida en ley después de una maratónica jornada de debate de casi 17 horas con la protesta social en su máximo pico de fondo, donde hubo palos y piedras de un lado y una fuerte represión de las fuerzas del orden con tanques hidrantes, gases lacrimógenos y pimienta y balas de goma y pintura contra los manifestantes.
Otra noche de cacerolazos en Buenos Aires
Por Maylín Vidal