Por Guillermo Robles Ramírez
La construcción del Centro Integral de Manejo de Residuos Integrales (CIMARI), en las afueras de la zona urbanizada y rural de la cabecera municipal de General Cepeda, Coahuila, cuya autorización por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Comisión Nacional del Agua publicaron ante los medios periodísticos que cumplían con lo establecido por la normatividad ambiental en septiembre del 2015.
La cabecera municipal de General Cepeda tiene décadas que nadie se ha interesado en reactivar su economía y tan solo basta con echar un vistazo en las afueras de aquel municipio en donde cada vez se asemeja a un pueblo fantasma.
Las paredes de adobes de sus viviendas y construcciones públicas parecen caer de tan viejas, que ya no hay ni risas infantiles y las casas son deshabilitadas. El cielo eterno no expresa su llanto, la tierra seca se levanta con el viento y se pierde en la inmensidad del desierto. Piedra de Alumbre es su nombre, allá, en General Cepeda, Coahuila.
Los comercios apenas subsisten; la agricultura da para comer a unos cuantos, y la industria se queda encerrada en la llana pregunta: ¿Cuál?
El decrecimiento de la población cepedense de 18 mil habitantes en 1985 a 11 mil 682, convirtiéndose en una cruda estadística a su realidad.
Con una golpeada agricultura imposible de desarrollar en medio del desierto, cinco mil hectáreas no significan nada, con el comercio desmembrado y nula actividad industrial: ¿Qué le queda a General Cepeda?
El valor de este municipio no está, pues, en ninguna de estas actividades; sin embargo, ello no implica que no lo pueda ser, a excepción de la agricultura ya que ésta depende de factores tan importantes como la existencia de agua, la que muy apenas 900 hectáreas tiene de riego. Pero con una promoción industrial para la cual sí tiene capacidad se podría reactivar el comercio y el empleo.
Los esfuerzos de la reactivación económica de las administraciones anteriores de Gobierno Estado de Coahuila, se han concentrado en la actividad industrial y comercial, así como en otros rubros de la economía, pero no de la cabecera municipal de General Cepeda. Así han sido las noticias sobre enormes inversiones en Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras algunos otros muy contados municipios pequeños como Parras y Ramos Arizpe.
¿Cuáles son los criterios para definir la instalación de una empresa en un lugar? ¿Qué acaso General Cepeda no reúne características para crecer? ¿Sus desventajas en la agricultura son un factor de estancamiento? ¿Por qué las autoridades estatales y municipales no han puesto los ojos en ese municipio más que para intentar extraer el agua tan escasa y llevarla a Saltillo?
La única inversión importante que se ha anunciado para General Cepeda es la del Centro Integral de Manejo y Aprovechamiento de Residuos Industriales (CIMARIS) y no ha sido solamente cuestionada duramente sino también escenarios de temas políticos como fue objeto el ex candidato para la Presidencia de México en el 2012 por parte de Nueva Alianza, Gabriel Quadri de la Torre, pero cuando él estuvo en su calidad de director del Instituto Nacional de Ecología concedió permisos a una empresa norteamericana para establecer este tipo de confinamiento a algunos Estados de la república entre ellos el caso de General Cepeda y la instalación del centro de desechos tóxicos causando controversia y la indignación de la población.
¿Es acaso un municipio destinado a la emigración de sus habitantes como lo ha sido durante sus últimos años? ¿Es la climatología su verdugo? ¿Acaso es el desinterés e incapacidad de las autoridades locales para gestionar a las estatales y federales inversiones?
El activo de General Cepeda es su gente y su trabajo. Sólo que este activo es cada vez menos, pues se va a otros lugares: Saltillo, Monterrey, Estados Unidos, etc. ¿Cuál es el futuro de General Cepeda?
Quizá las autoridades en su afán de fortalecer industrialmente al estado, han puesto los ojos, sólo en las ciudades más importantes, pero la miseria, la verdadera pobreza no lo es tanto en las colonias populares sino en el campo olvidado hasta por quienes predican la palabra de Dios como todo un ser supremo bondadoso que al final del día sus intereses nunca dan una solución para generar economía, sino tan solo para extender la mano para recibir limosna y su respectivo diezmo.
General Cepeda de Coahuila de Zaragoza, tiene en su gente su potencial de crecer en la industria, y eso le significaría una esperanza para los cientos que cada año deciden buscar su destino fuera de su tierra, donde buscan el sueño de vivir dignamente y donde, quizá, paradójicamente, la vida les sea arrebatada por los intereses particulares de autoridades y hasta por qué no de la misma Iglesia.
Un panorama en donde la falta de interés no solo por las autoridades y representantes de la sociedad, sino hasta de los mismos coahuilenses hiciera pensar que se tratara de manera figurado del hijo incómodo del cual nadie quiere mencionar dentro de una familia y cuyo interés no existe alguno. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org