Por Guadalupe Alonso
Brian Nissen (Londres, 1939) es bien conocido como artista plástico. Ha expuesto su obra en los más importantes museos en México y alrededor del la ciudad se pueden apreciar sus monumentales esculturas. Además de su faceta de pintor y escultor, Nissen escribe. Ha publicado algunos libros sobre su quehacer en la plástica y ahora entrega un nuevo libro, esta vez de memorias: Caleidoscopio.
“El libro fue un encargo de Ricardo Cayuela. Me pidió un libro de memorias. Me gustó mucho la idea, pero no tanto de un libro de memorias porque eso implica hablar de uno mismo, entonces orienté el libro hacia incidentes que me han marcado o que me han divertido o que me han gustado y por eso usé el subtítulo de flashbacks, incidentes que uno recuerda mucho. De ahí comencé a escribirlo estructurado en dos partes. La primera se trata de gente y lugares, convivencias, vivencias y amistades. La segunda, se trata de lo que es mi territorio natural, mi mundo del arte. Ahí sí hablo de lo que me ha interesado de lo que me ha orientado.”
Sin pretensiones literarias, los textos de Nissen se gozan por el tono coloquial además de estar dotados de un fino sentido del humor. Nissen se considera un escritor “ocasional” pero más que nada se considera un “lector”. “Muy pronto leí a Dickens y desde chico lloraba con David Copperfield; a Jane Austen, Julio Verne, Sir Walter Scott. Poco después, a los 13 años, tuve mucho interés en la biología e historia natural.”
Al hacer un libro de memorias, el artista cuenta que se tuvo que “poner en el lugar del lector que no me conoce y tampoco conoce a la gente de la que estás hablando, por ejemplo, tuve una gran amistad con Carlos Fuentes, pero no encontré un incidente que fuera bueno si alguien no sabe quién es.”
La vida del artista ha transcurrido entre cuatro ciudades: Londres, Nueva York, Barcelona y México. Aquí fue donde se convirtió en artista. Una de sus mayores influencias fue el arte prehispánico.
“Lo que marcó mucho fue mi encuentro con el mundo prehispánico, fue tremendo. En primer lugar, recién llegado a la Ciudad de México, salgo de mi hotel en la calle Bolívar, en el centro, me salgo a la calle Reforma y de repente veo venir lo que es una manifestación, pero en júbilo, no en protesta. Iban acompañando un doble remolque enorme que llevaba el gran monolito del dios Tláloc. ¡Imagínate la impresión! Me metí y los acompañé al lado de Tláloc hasta el Museo de Antropología que estaban por terminar, era impresionante. Y segundo, iba a visitar el Museo de Antropología que estaba al lado del Palacio Nacional, estos fueron mis primeros encuentros y de ahí me puse a estudiar mucho el arte prehispánico, tratar de entender qué había detrás de ello y me marcó de manera fundamental. Marcó mi obra, no en la forma, para mí significó el encuentro con el mundo ritual, el mundo mágico.”
Si la primera parte de Caleidoscopio se refiere a los flashbacks, gente, lugares y vivencias, la segunda, titulada “Arte a bordo”, recoge sus experiencias en el arte. Entre otros temas, se refiere al erotismo, al arte como juego.
“Hacer el arte es jugar, uno aprende un juego y a mover la piezas, el color ,la líneas, uno las pone en juego. El erotismo para mí se trata de la imaginación. El sexo físico es otra cosa. Lo que es erótico es la imaginación. La imaginación sensual yo siempre la he visto a través del juego y el humor. A lo largo de los años he hecho mucha obra con esto, pero creo que un buen cuadro tiene algo erótico en ello, aunque no sea explícito.
Caleidoscopio es una publicación de la serie memorias y biografías bajo el sello Lumen y se presentará mañana, martes 23 a las 19:30 horas. en la librería Rosario Castellanos, en la colonia Condesa.
Fuente: N22