Washington, 30 ene (PL) El presidente, Donald Trump, defendió hoy la aplicación de una política migratoria de línea dura, que incluya la construcción de un muro en el límite de Estados Unidos con México y la contratación de más agentes fronterizos y aduanales.
A propósito, delineó cuatro pilares fundamentales para impulsar una reforma migratoria: ciudadanía para 1,8 millones de jóvenes indocumentados llegados en la infancia, conocidos como «dreamers»; el muro fronterizo con México; cambios en el sistema migratorio; y la eliminación de la lotería de visas.
Es momento de reformar estas normas migratorias obsoletas y llevar finalmente nuestro sistema migratorio al siglo XXI. Por más de 30 años, Washington ha intentado solucionar este problema y ha fracasado. Este Congreso tiene que ser el que finalmente lo haga, exhortó el mandatario durante el discurso sobre el estado de la Unión.
Durante su alocución ante miembros de ambas cámaras del Congreso, de la Corte Suprema, del Gabinete y varios invitados, Trump mantuvo sus tradicionales argumentos en contra de los inmigrantes, asoció el fenómeno a la ocurrencia de actividades terroristas y subrayó incluso que algunas personas sin papeles eran responsables de la muerte de estadounidenses.
Esta noche extiendo una mano abierta para trabajar con miembros de ambos partidos, demócratas y republicanos, para proteger a nuestros ciudadanos de todo tipo de origen, color y credo, esgrimió.
Sin embargo, la propuesta que el mandatario prometió discutir a partir de los próximos días augura renovados desencuentros en el Capitolio entre demócratas y republicanos.
El plan de la Casa Blanca daría la posibilidad de obtener la ciudadanía a 1,8 millones de jóvenes indocumentados, amparados por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que instauró el mandatario Barack Obama en 2012, pero fue eliminado por Trump en septiembre de 2017.
Pero a cambio, el Congreso tendría que avalar un fondo de 25 mil millones de dólares para garantizar la seguridad en las fronteras, incluyendo la construcción del muro con México, permitir el incremento de la persecución contra los indocumentados y acelerar las deportaciones.
Legisladores, activistas y grupos defensores de los inmigrantes estiman que la propuesta del presidente constituye un esfuerzo por sabotear las negociaciones bipartidistas sobre esta temática e imponer la aprobación de una serie de deseos de los sectores más recalcitrantes de la sociedad norteamericana.