La Habana (PL) Aunque el primer ministro canadiense Justin Trudeau considera que el presidente Donald Trump mantendrá a Estados Unidos dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), Ottawa alista planes de contingencia por si sobreviene la decisión.
No solo tenemos un Plan B, tenemos un Plan C, D, E y F, reconoció Trudeau en una entrevista con CBC Radio.
Sin embargo, el jefe de Gobierno evitó mostrar sus cartas y mantuvo silencio sobre las posibles alternativas en caso de que el jefe de la Casa Blanca abandone el pacto trilateral firmado en 1994, y que también incluye a México.
Lo que (el plan B) incluye es defender a los canadienses y asegurarnos de avanzar de la mejor manera posible, y dependiendo de lo que hagan los estadounidenses y las decisiones de la administración, nos aseguraremos de que hagamos las cosas correctas, explicó.
A su juicio, «uno de los peligros es caer en hipótesis. Solo sé que hemos analizado una amplia gama de escenarios y tenemos un enfoque que continuará defendiendo los empleos en Canadá mientras diversificamos nuestros mercados».
De acuerdo con el primer ministro, todavía existe un plan A, el original, que es luchar por la permanencia del Tlcan, con independencia de las reformulaciones y modificaciones necesarias.
Desde el principio he sido positivo sobre las renegociaciones del Tlcan. Nuestro mensaje ha sido consecuente con el presidente (Trump) y con nuestros socios y amigos en Estados Unidos: el pacto comercial ha sido bueno para fomentar empleos en nuestros países, valoró.
Precisamente, la más reciente ronda de renegociación del pacto de libre comercio se efectuó en la ciudad canadiense de Montreal, del 23 al 27 de enero.
Los ministros de Comercio de Canadá, México y Estados Unidos confirmaron que hubo algunos avances durante los intercambios, pero reconocieron importantes desafíos aún por delante.
Al reunirse el 29 de enero, la ministra canadiense de Relaciones Exteriores Chrystia Freeland, el representante comercial de Estados Unidos Robert Lighthizer y el secretario mexicano de Economía Ildefonso Guajardo avalaron un capítulo del tratado sobre anticorrupción y avanzaron en otras áreas fundamentales.
Esta ronda fue un paso adelante, pero estamos progresando muy lentamente, matizó Lighthizer.
El 30 de enero, durante su primer discurso sobre el estado de la Unión, el presidente Trump no mencionó directamente las negociaciones sobre el Tlcan, pero habló de abandonar lo que considera como acuerdos comerciales «injustos».
Al respecto, puso como ejemplo la decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
La era de la rendición económica ha terminado por completo. A partir de ahora, esperamos que las relaciones comerciales sean justas y, muy importante, recíprocas, manifestó el magnate inmobiliario.
BRÚJULA COMERCIAL ORIENTADA AL PACÍFICO
Es precisamente el TPP una de las alternativas a las cuales podría recurrir Ottawa en caso de una virtual cancelación del Tlcan por parte de su vecino del sur.
Trudeau anunció el 23 de enero que Canadá y los otros países miembros acordaron una versión enmendada del pacto económico, después del retiro de Estados Unidos a inicios de 2017.
El hecho ocurrió tras dos días de conversaciones de alto nivel en Tokio y según un portavoz del ministro de Comercio Internacional, Francois-Philippe Champagne, el acuerdo debe firmarse a principios de marzo.
El TPP, cuyo objetivo es la abolición de miles de barreras tarifarias, dará a Ottawa un acceso privilegiado a varios mercados y particularmente al de Japón, la tercera economía mundial, comentó Radio Canadá Internacional.
Según cifras oficiales, el 75 por ciento del comercio de Canadá lo realiza con Estados Unidos.
Los países que también integran la iniciativa son Brunéi, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam.
De acuerdo con Trudeau, el pacto cumple con los objetivos de Canadá de crear y mantener el crecimiento, la prosperidad y los empleos bien remunerados de la clase media hoy y para las generaciones venideras.
Pero la orientación de la economía canadiense hacia mercados en la cuenca del Pacífico y la permanencia de los diálogos sobre el Tlcan, se encuentran matizados por otras tensiones con Washington.
DEMANDA ANTE LA OMC
Fuentes que solicitaron el anonimato manifestaron recientemente que la administración Trump está molesta por la demanda que interpuso Canadá contra Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), en materia de aranceles antidumping y compensaciones.
El documento de 32 páginas presentado en diciembre se centró en los detalles técnicos del reglamento de comercio estadounidense que abarca desde el tratamiento de los controles de exportación hasta el uso de derechos retroactivos y decisiones divididas por la Comisión de Comercio Internacional de ese país.
Incluso, el sustancioso texto cita casi 200 ejemplos de presuntas infracciones estadounidenses relacionadas con otros socios comerciales como China, India, Brasil y la Unión Europea, comentó el sitio digital CBC News.
La canciller Freeland explicó que la acción legal fue en respuesta a las «injustas e injustificadas» medidas del país vecino contra productores canadienses de madera blanda y como parte de un «litigio más amplio» para defender a los trabajadores forestales.
A mediados del año pasado, el gobierno republicano elevó hasta en 24 por ciento los gravámenes a la importación de madera aserrada desde Canadá, acción rechazada por el ejecutivo de Trudeau y gobiernos provinciales.
Solo en Quebec el sector forestal representa 60 mil empleos, mientras que aproximadamente el 90 por ciento de las exportaciones de madera de la provincia francófona tienen como destino a Estados Unidos.
Para Ottawa, los procedimientos estadounidenses rompieron el Acuerdo antidumping de la OMC, el de subvenciones y medidas compensatorias, el general sobre aranceles aduaneros y comercio, y el Entendimiento sobre normas y procedimientos para la solución de diferencias.
A juicio de Lighthizer el caso legal constituye un «ataque desacertado al sistema de reparaciones comerciales» de su país.
Consideró asimismo que las afirmaciones de Ottawa resultan infundadas y solo podrían reducir la confianza de Estados Unidos en que Canadá está comprometido con el comercio de beneficio mutuo.
En el caso del Tlcan, capítulos del documento relativos a la mano de obra y los pueblos indígenas generan desavenencias entre las partes, comentó Radio Canadá Internacional.
Asimismo, añadió, se mantienen asuntos espinosos como el rechazo a la decisión de Washington de aumentar la parte de los componentes interiores en el sector automóvil.
A ello se suman las pugnas en torno a los mecanismos para la solución de diferendos, restringir el acceso canadiense a los mercados públicos estadounidenses, así como la filtración de información sobre las discusiones en curso.
A inicios de año un grupo de senadores republicanos, principalmente de estados dependientes de la agricultura, se reunieron con Trump y el vicepresidente estadounidense Michael Pence para «recordarles» que deben tener cuidado con el impacto de las renegociaciones comerciales en las exportaciones agrícolas.
Cualquier afectación en este estratégico sector podría condicionar los resultados de las elecciones legislativas de noviembre, en las cuales los republicanos y Trump aspiran a mantener la mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Por ahora queda la expectativa sobre los venideros pasos de Estados Unidos, a la espera de la séptima ronda de diálogos sobre la modernización del Tlcan prevista para México del 26 de febrero al 6 de marzo.