Washington, 27 feb (PL) El presidente estadounidense, Donald Trump, discutirá hoy con senadores republicanos una norma de 2005, mediante la cual el combustible para el transporte que se vende en el país, debe mantener un cierto nivel de energías renovables.
Tal regulación, llamada Estándar de Combustible Renovable (RFS), requiere la mezcla de biodiésel con el combustible empleado, para el transporte en cantidades crecientes cada año, hasta alcanzar los 32 mil millones de galones para 2022.
Ese mecanismo ha provocado tensiones, entre los productores de maíz y las refinerías de petróleo, por lo que se espera que Trump debata posibles cambios al RSF con los legisladores Ted Cruz, Chuck Grassley y Joni Ernst, además de miembros de su gabinete.
Los líderes de seis grupos de agricultores enviaron ayer una carta al gobernante republicano, para solicitarle que no debilite la política de los biocombustibles, a través de la cual el etanol a base de maíz se combina con gasolina, pues la consideran un motor fundamental de los empleos rurales.
«Respaldar cambios de política que socaven el RFS perjudicará a los agricultores, a los trabajadores de las plantas de combustibles renovables y al Estados Unidos rural», indicó la misiva, la cual rechazó las afirmaciones de algunas refinerías de que la norma de 2005 les resulta perjudicial.
En el documento, los firmantes piden al mandatario que compare la situación del sector agrícola, que se encuentra en apuros, con el auge de la industria del petróleo y el gas a la hora de tomar su decisión sobre el RFS.
Agregaron que la reciente quiebra de la refinería Philadelphia Energy Solutions, no debe considerarse una prueba de que el área de los combustibles fósiles no pueda sostenerse si se mantiene vigente esa regulación.
«Las fallas de una compañía no deben usarse como excusa para socavar una ley que sirve a cientos de plantas de etanol y biodiesel, a decenas de miles de trabajadores relacionados con los combustibles renovables y a millones de agricultores», agregó el texto.
Philadelphia Energy Solutions, el complejo de refinación de petróleo más grande de la Costa Este del país, se declaró en quiebra en enero pasado y la firma culpó de ese problema a los costos asociados con el RFS, que ha sido históricamente criticado por las industrias del petróleo y gas.
Bajo el mencionado estándar, las refinerías deben ganar o comprar créditos de mezcla de biocombustibles llamados RIN, para demostrar que cumplen con la ley, y como las cuotas de volumen han aumentado con los años, también subieron los precios de los créditos.
Pero, según la misiva, en noviembre pasado, la Agencia de Protección Ambiental concluyó que los valores RIN no están causando daño económico a los productores de hidrocarburo.