Por Ana León
La de la risa es una historia que ha mutado. En la Edad Media estaba ligada a las fiestas, al carnaval y, en consecuencia, a lo grotesco. En la Edad Clásica, de lo grotesco y lo escatológico, la risa transitó hacia lo crítico, lo individual, se privatizó –en palabras de Gilles Lipovetsky–, fue domesticada. En el siglo XVIII es considerada “despreciable y vil” y en el XIX, “baja e indecorosa”. El humor contemporáneo, dice Lipovetsky, se muestra “insustancial”.
Indagar sobre la historia de la risa, la primera piedra que dio inicio a ésta, ha sido materia de estudio y punto de encuentro para el escritor, ensayista, profesor y reseñista, Guillermo Espinosa Estrada (Puebla, 1978). En Entre un caos de ruinas apenas visibles las varias facetas antes mencionadas que han dado forma a la vida profesional de este autor, se fusionan. El libro que surge del ensayo “La orden del dios Gelos”, publicado en una antología que constituyó el primer libro de la editorial Antílope, ve la luz ahora como un libro propio, publicado por la misma editorial, como parte de su nueva colección de ensayos, Impala.
El autor, logra condensar un aluvión de información en 147 páginas, en una especie de bitácora donde el personaje principal, un maestro de universidad, enlaza su historia de vida, y la de una amiga de la infancia que muere sorpresivamente, con estas pesquisas que juegan con el tiempo y las formas de reír, y la connotación social y política que ha adoptado esta respuesta biológica a través de los años. También hay reseñas de diferentes mitologías que dan pistas del dios Gelos y menciones a Risus, asociados a lo hilarante.
¿Cuál es el inicio de esta historia? se pregunta el escritor, pues a la historia de la risa le falta su primera piedra. En la actualidad “creo que vivimos en una época donde tristemente la risa es impotente y ya nadie se escandaliza. A mí lo que me interesa es cómo devolverle a la risa esa capacidad disruptiva, si alguna vez la tuvo, o cómo encontrar formas para reírnos de otra manera, estas risas que parecieran reordenar el mundo, hacer que el sol vuelva a salir o vuelva a llover… ¿Cómo estos mitos relacionan la risa con estos hallazgos civilizatorios de mantener la vida de la comunidad? Creo que la risa contemporánea está un poco en las antípodas de eso. Lipovetsky lo llama la generalización del código humorístico y cuando el código humorístico se generaliza pierde su magia, que es como la llamaba Vladímir Propp, ‘la risa mágica es la que engendra vida’ y creo que nuestra risa está lejos de alcanzar eso.”
Una vez que el cristianismo derriba la comicidad clásica, como explica el autor, y los festivales agrícolas de la antigüedad, surge la necesidad de asociar la risa a la perversidad. Y como si estas referencias no fueran suficientes, el ensayo conecta también con la historia de cuatro filólogos alemanes –Ernst Robert Curtius, Wilhelm Jaeger, Erich Auerbech y Walter Benjamin– a los que los une la pregunta ¿cuál fue su relación con el nazismo? “Creo que la respuesta es que estos personajes escribían con la urgencia de que el mundo en el que habían nacido desaparecía, el nazismo lo estaba destruyendo. Su reacción es escribir grandes libros de crítica literaria donde tratan de rescatar, como si fuera una especie de arca de Noé, la forma que tienen ellos de ver el mundo. Creo que ese es el tipo de ensayo que me interesa ahora.”
En este ensayo “mitad compendio, mitad narración, mitad reflexión”, como lo define Espinosa, cabe aquello que el autor teme se pierda en el tiempo: la idea de que la risa tiene acepciones poderosas que pareciéramos haber olvidado o que no deberíamos de olvidar. La forma de estos filólogos de entender su contexto ayuda al entendimiento del propio para el autor.
Esta concatenación de eventos y anécdotas, esta búsqueda arqueológica, se redondea con una serie de viñetas de Verónica Gerber Bicecci que ilustran el texto. Entre un caos de ruinas apenas visibles se presenta esta tarde en la FIL Minería.