Washington, 13 mar (PL) Con el anuncio hoy de que Mike Pompeo, será su nuevo secretario de Estado, el presidente norteamericano, Donald Trump, elige a una figura cercana a él en temas importantes y con un vínculo sólido con el mandatario.
«Ya he trabajado con Mike Pompeo por bastante tiempo, tiene una energía tremenda, un intelecto intenso y siempre estamos en la misma sintoní»a, expresó el gobernante republicano, en declaraciones a los medios en la Casa Blanca.
De acuerdo con Trump, la relación con el, hasta ahora director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), ha sido muy buena y eso es lo que se necesita con un secretario de Estado.
Esa proximidad de criterios entre ambas figuras, evidenciada en temas como el acuerdo nuclear con Irán, parece ser un punto clave en la inclinación del presidente hacia Pompeo, luego de evidentes contradicciones con el despedido secretario de Estado, Rex Tillerson.
Pompeo, de 54 años, era un abogado corporativo que lanzó un exitoso negocio aeroespacial, Thayer Aerospace, antes de ser elegido para la Cámara de Representantes como republicano por Kansas en 2010.
El legislador de tendencia ultraconservadora prestó servicio en el Comité de Inteligencia de la Cámara baja, así como en el de Energía y Comercio, y fue acusado de islamofobia por las declaraciones que realizó, tras el mortal atentado en el maratón de Boston en 2013.
En ese momento, Pompeo sugirió en el pleno de la Cámara de Representantes que algunos líderes religiosos islámicos, podrían estar fomentando tácitamente los ataques terroristas.
Se mantuvo en el Congreso hasta que Trump lo eligió como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), cargo para el cual fue confirmado por el Senado el 23 de enero del pasado año.
El seleccionado como nuevo jefe de la diplomacia, quien deberá recibir la ratificación de la Cámara alta, fue muy crítico con la administración del expresidente, Barack Obama, (2009-2017) y rechazó el acuerdo nuclear alcanzado con Irán y cinco potencias mundiales, un pacto reiteradamente condenado por Trump.
Al mostrar su desdén por ese mecanismo concretado en 2015, Pompeo dijo en octubre último, que la comunidad de inteligencia de Estados Unidos y el Departamento del Tesoro, podrían dificultar que Teherán interviniera en asuntos regionales.
También se opone a la Ley de Cuidado de Salud Asequible y al cierre de la prisión de la base naval estadounidense ubicada en Guantánamo, en el oriente de Cuba, en contra de la voluntad del pueblo y el gobierno de la isla caribeña.
Además, se ha pronunciado a favor de un cambio de régimen en la República Popular Democrática de Corea, aunque en diciembre dijo haber aprendido «el arte de los matices» al frente de la CIA, y se mostró más abierto a la presión diplomática y la económica, en lugar de una solución militar.
De acuerdo con medios locales de prensa, algunos oficiales de inteligencia consideran que Pompeo tiende a decirle a Trump lo que quiere escuchar en lugar de darle sus evaluaciones, y que, a diferencia de Tillerson, es conocedor de cómo fluyen las cosas en Washington.
Su incorporación al Departamento de Estado, ocurriría a poco más de un año de la llegada del presidente al poder, periodo en el que la administración ha tenido una veintena de despidos y renuncias de figuras importantes.
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