Washington, 19 mar (PL) El presidente Donald Trump abogó hoy por endurecer las leyes y aplicar incluso la pena capital contra los traficantes de drogas, al detallar un plan para enfrentar el excesivo consumo de opioides en Estados Unidos.
Si no nos ponemos duros con los traficantes de drogas, estamos perdiendo el tiempo, y esa dureza incluye la pena de muerte, enfatizó el mandatario durante un discurso en Manchester, estado de New Hampshire.
Se trata del primer viaje del jefe de la Casa Blanca al territorio desde que asumió el cargo y aprovechó la ocasión para detallar las acciones que prevé su administración a fin de enfrentar un fenómeno valorado como una crisis a nivel nacional.
Trump precisó que parte de los esfuerzos se enfocarán en tratar de disminuir en un tercio durante los venideros tres años, el número de recetas de opiáceos que actualmente se expiden en todo el territorio nacional.
Incluso, mencionó la posibilidad de establecer litigios a nivel federal contra algunas compañías farmacéuticas, aunque especificó cuáles serían las posibles acciones legales.
De forma general, el plan se asienta en tres pilares fundamentales: reducir la demanda y la prescripción excesiva de opiáceos, cortar el suministro de drogas ilegales y aumentar el acceso al tratamiento.
Incluye algunas medidas que los defensores de la salud pública respaldan, como garantizar que los equipos de primeros auxilios estén dotados con un medicamento para revertir los efectos del sobreconsumo de drogas.
El gobernante no perdió la ocasión para insistir en la polémica construcción de un muro en la frontera con México pues, aseguró, la mayor cantidad de sustancias ilegales entran al país por la frontera sur.
Asimismo, culpó a las denominadas ciudades santuario -aquellas que se oponen a criminalizar a los indocumentados- de proteger a delincuentes peligrosos y de liberar a inmigrantes ilegales, narcotraficantes, traficantes y miembros de pandillas.
Informes internacionales confirman que Estados Unidos es el mayor mercado de estupefacientes del mundo, cuya creciente avidez por estas sustancias ilegales estimula un comercio subterráneo valorados en cientos de miles de millones de dólares.
De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud, 948 mil estadounidenses usaron heroína y 2,1 millones de personas «abusaron de los opiáceos» en 2016.
Asimismo, indicó el reporte, entre julio de 2016 y septiembre de 2017, unas 142 mil personas llegaron a las salas de urgencia del país por sobredosis de opioides.
Otro informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades confirmó que 60 mil estadounidenses murieron por sobredosis solo en 2016.
Trump llamó el 1 de marzo a fortalecer la lucha contra el desmedido consumo de opiáceos durante una reunión sobre el asunto en la residencia ejecutiva.
Antes, el 26 de octubre, declaró la crisis de opiáceos como una emergencia de salud pública y reconoció que su país constituye el mayor consumidor de esas sustancias en el mundo.
La gran mayoría de las muertes es el resultado de analgésicos recetados por opiáceos, heroína y nuevas drogas sintéticas letales, precisó.
Recordó que Estados Unidos consume gran cantidad de la hidrocodona y más del 80 por ciento de la oxicodona, dos de los opioides más utilizados como sedantes.