México, 23 mar (PL) Las formas de hacer periodismo en México han cambiado, ante los riesgos que enfrentan los periodistas, ya sea del crimen organizado e incluso de autoridades.
Amenazas, agresiones físicas y verbales, incluso asesinatos, obligan a los comunicadores a tomar medidas, ante la impunidad de tales crímenes que la víspera cobró la vida del reportero veracruzano, Leobardo Vázquez.
Fue el tercero asesinado en México, en lo que va de año y el número 42, durante la gestión del presidente Enrique Peña Nieto.
Según el diario La Jornada, que en el último año perdió a dos periodistas, los estados con mayor peligrosidad para los profesionales de la prensa son Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas, Guerrero y Michoacán.
«La realidad local obliga a adoptar medidas distintas, que van desde la comunicación permanente entre los propios reporteros para notificar sus traslados, hasta pedir permiso a quienes controlan retenes, sin tener certeza si se trata de pobladores, crimen organizado, autodefensas o policías, para poder realizar una cobertura», afirma la publicación.
En Chihuahua, donde fue ejecutada el 23 de marzo de 2017 la periodista Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada, una decena de reporteros se vieron obligados a abandonar la entidad, e incluso el país, ante amenazas de muerte.
«Breach murió frente a su hijo, menor de edad, por denunciar la relación del crimen organizado con partidos políticos», subraya el rotativo.
«El caso denunciado por Breach, relacionado con candidatos y funcionarios municipales ligados directamente a líderes de agrupaciones delictivas», sigue vigente, subrayó el artículo.
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