Por Perla Velázquez
La luz que entra por la persiana es color naranja, esa tonalidad que es común durante las tardes de invierno. La oficina de Pedro Valtierra (Fresnillo, Zacatecas, 1955) es color blanco, así que los rayos que lograron colarse tornan la atmósfera a una tonalidad que avisa que el sol está por ocultarse. “Soy de los que todo el tiempo está dando lata a los fotógrafos para que lean”, dice. Mientras toma una pluma, abre su libreta y escribe la primera pregunta: ¿qué significa la fotografía para usted?
Para él la fotografía es una forma de comunicar, de decir y contar historias. “Es un elemento para transmitir conocimiento, experiencias; para contar la vida de las cosas que ocurren día a día y que nosotros como periodistas tenemos la necesidad de contar y de transmitir”.
¿Cómo recuerda la etapa que aprendió en Los Pinos y cómo la compara con el avance tecnológico?
Soy un fotógrafo de la prehistoria. Se oye feo, pero lo que ha pasado en los últimos veinte años en la fotografía es una revolución. Una revolución que debemos al desarrollo de la tecnología y que seguro veremos más transformaciones los próximos cinco años. Vengo de la prehistoria, porque aprendí con químicos, con cámaras de rollo; no digo que esos tiempos son más importantes. Pero para mí sí lo fueron, porque es la época en la que me desarrollo; para los millennials, el iPhone 7 será mejor que el 8, pero con el tiempo lo veremos.
Fotográficamente aprendí haciendo un tipo de fotografía que me permitía tener, o que nos permitía tener a todos una relación más estrecha con la imagen, porque preparábamos los químicos, revelábamos la película, imprimíamos las fotos y eso le da un sentido distinto a la fotografía, conste que no digo que mejor, le da un sentido distinto. Para mí, en aquellos años la fotografía tenía un encanto distinto, porque la cuidabas, te hacía sufrir.
Con el desarrollo tecnológico muchos ya tienen una cámara en su celular, ¿de qué forma la fotografía ahora es vista?
En el pasado, cuando ibas a tomar fotografías siempre había una preocupación: ¿cómo habían quedado? No los veías como hoy, tenías que llegar, revelar, preparar los químicos, agitar la temperatura, eso nos acercaba a la imagen, nos hacía quererla de una manera distinta. Comparado con lo que hoy ocurre, es distinto. “¿Soy mejor fotógrafo con un teléfono o con una cámara antigua?” No, porque lo mejor, claro la tecnología siempre traerá mejor calidad, pero no te hace mejor.
Lo que importa es sentir la fotografía, porque ésta seguirá siendo esencialmente la misma, es muy distinto a que se producen millones y millones de fotografías, evidentemente habrá más calidad y habrá más producción. Antes teníamos cien y ahora tenemos un millón.
Durante su carrera ha mencionado que es importante perderle el miedo a la luz para tomar buenas fotografías, ¿cómo combina el conocimiento técnico con el bagaje cultural al momento de disparar un flash?
En la foto lo que funciona es que estés en el lugar, que estés en el tema, que te guste, que te apasione. No garantiza que tomar más fotos, puedas tener buenas tomas, yo creo que lo más importante es aquello que dijo el francés Henri Cartier Bresson: “tenemos que poner el corazón, la mente y disparar en el momento preciso”, eso es lo que debemos de tener los fotógrafos.
Desde que empecé a mí me preocupaba qué pasaba en el país. Con la fotografía es una manera de transmitir emociones y las diversas situaciones que se viven en el país. Siempre he tenido contradicciones con mi manera de hacer foto, en el sentido que uno siempre quiere transmitir de manera correcta o de manera real lo que estás viendo, lo que estás sintiendo. La foto no es solamente lo que ves, es todo: la emoción, el carácter, el gusto, no es nada más que tengas una bonita composición, tienes que ver otras cosas, siempre he procurado verlas, no digo que soy un buen fotógrafo, solamente que me emociona, que me gusta.
Hacer fotoperiodismo es saber contar historias a través de la imagen, ¿qué tan difícil es ser los ojos de la otra persona para mostrarle la realidad?
Es complicado, pero se puede hacer. Lo más importante es estar en el lugar, en el momento preciso y hacer las fotos que tienes que hacer. Hoy es un riesgo trabajar en este país. Sin embargo, es importante pensar que la mayor obligación que tenemos los fotógrafos es estar en los temas. Es difícil sí, todo es difícil, muchas veces no se logra captar la esencia de los temas, pero creo que la obligación como periodista es esa: trabajar de cerca los temas, el tema que sea reclama siempre la presencia y la entrega del fotógrafo para transmitirlo. Se necesita dominar las técnicas, presentarlas de una manera creíble, de una manera lógica, contar una historia lógica.
Creo que lo más complicado de los fotoperiodistas son los temas. De pronto, hay fotógrafos que se clavan a hacer fotografías sobre la violencia y eso te deja. Pero se olvidan que hay otros temas, la violencia no es lo único que hay en este país. Hay muchas otras maneras de fotografiar de hacer retratos. No digo que no se cubra, pero en términos generales sí es difícil.
En ese sentido, hay muchas fotografías que se consideran que son parte del terreno artístico, para usted, ¿en qué momento la fotografía puede pasar a ser una obra artística?
La fotografía en sí es una técnica artística, por tanto, toda la fotografía es artística. Así como en la pintura, en el diseño hay cosas buenas o malas. Entonces, sí no hay un género artístico de la fotografía porque es demasiado pretencioso y hay fotógrafos que han creado eso: “yo hago foto artística”, eso quiere decir que, porque están haciendo objetos muertos son artistas. No, no es así. En realidad, toda la foto es artística, hay ahí una serie de ideas que se han sobrevalorado y sobreestimado. Por eso, yo tengo mis dudas.
Este es un tema polémico, porque hay fotógrafos que dicen: “yo soy artista y tú eres periodista”. Pido que me expliquen en donde está la frontera: ¿por qué tú eres artista y yo soy periodista? Es el caso de la fotografía contemporánea todos se sienten artistas y yo pregunto, realmente con toda honestidad: ¿en verdad son artistas? Porque me parece que no todas las locuras son artísticas.
Usted ha declarado que hace fotografías reales, para retratar el alma de la gente, en estos años de trayectoria ¿cree que lo ha logrado?
Eso es lo que yo quiero, lo que he buscado, retratar el alma de la gente, es una cosa compleja. No la digo por decir una frase. La digo, porque sí creo. A mi me duele el dolor de la gente, me duele el dolor ajeno. Sufro. Pero veo a la fotografía como una manera de no sufrir tanto. Yo quisiera retratar ese dolor, ese es mi objetivo y lo hemos enseñado en Cuartoscuro, pero yo lo he compartido con la gente, lo que yo sé lo digo y lo comparto, me parece que es la mejor manera de vivir y de estar bien con una mismo.
Es correcto que la gente busque retratar el dolor y el alma de la gente, pero ir un poquito más allá de la situación. Para retratar el dolor, tienes que estar cerca de él, vivir dentro de eso para poder fotografiarlo. No creo que podamos vivir intensamente el dolor de otras personas, pero creo que no podemos estar al margen de esos temas. Darnos esa libertad de hacer esas cosas. Darnos la libertad de ser empáticos.