Por Alberto Aranda
Octavio Paz fue recordado en El Colegio Nacional. Alejado de los discursos solemnes, se optó por un concierto y por recordar al ser humano antes que al intelectual
“Era una relación de amigos, pero de trabajo, alrededor de la revista Vuelta, pero que no era una relación vertical. Él no era mi jefe ni me trataba como empleado en ningún momento. Era una relación ante un joven escritor, historiador, y el mayor escritor de México. Tenía una fórmula, siempre que hablaba sobre cualquier cosa al final preguntaba. ¿No cree usted? ¿Qué piensa usted? Lo hacía por cortesía, era un hombre muy cortés, lo hacía porque auténticamente le importaba la opinión de los demás”, relata Enrique Krauze.
“Llegamos a hablar de los temas trascendentales de los que hablan los amigos. Los conflictos del amor, los problemas de la vida, las dificultades para no hablar de la gran batalla por las ideas, de la libertad y de la democracia, que es algo de lo que más me enorgullece en mi vida, haber estado cerca de él, ahí sí, como un lugarteniente.”
Ayer por la noche, que se recordó al poeta, se resaltó la necesidad de regresar a sus ensayos para tener claridad en estos tiempos que vive el país.
“En particular, ahora pienso que sería bueno releer el Ogro filantrópico, porque no debemos permitir que vuelva a haber un poder absoluto, hegemónico, total en la presidencia de la república. Quien quiera que gane las elecciones. Estoy seguro de que Octavio Paz estaría defendiendo la libertad, la división de poderes y aunque tuvo una mirada de empatía con la parte constructiva del Estado mexicano en el siglo XX, esa raíz liberal, y más que nada anarquista, que tenía él desde su juventud, siempre lo hizo desconfiar del poder. En algún lugar escribió y si no lo escribió me lo dijo: del poder hay que esperar mucho mal y poco bien.”
El homenaje en El Colegio Nacional incluyó el estreno en México de Maithuna, pieza que compuso Mario Lavista en 2016 para el Teatro Colón, en Buenos Aires. “Maithuna” es un poema largo que realizó Paz y que ahora con música cuenta con la participación de dos sopranos, dos mezzosopranos y un pequeño ensamble de percusiones.
“El término Maithuna , dice Mario Lavista, “es de origen sánscrito y se refiere o tiene que ver con una especie de ritual erótico religioso o ritual erótico sagrado. He sido siempre un asiduo lector de la poesía y de la prosa erótica de Paz. Él es uno de los altos poetas del erotismo, pero el suyo es, creo yo, un erotismo que pertenece al ámbito de lo sagrado, más que al ámbito del mundo profano”.