La Habana, 10 may (PL) El sistema tributario en Latinoamérica y el Caribe expresa la cultura del privilegio enraizada en la región y priva a los estados de importantes recursos para políticas públicas de beneficio social, estimó hoy la Cepal.
Otorgamientos de exenciones a grandes empresas y personas acaudaladas dan cuenta del problema, a lo que se unen los bajos impuestos a la renta y los fenómenos de evasión y elusión fiscales, sopesó la agencia de Naciones Unidas.
La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, lamentó que mientras unos pocos acaparan los beneficios, aumenta la socialización de los impactos negativos por la fuga de recursos.
A partir del informe «La Ineficiencia de la desigualdad», el organismo invitó a encontrar soluciones para poner coto a la iniquidad en sus dimensiones económica, política, social y medioambiental.
El asunto concentra los intercambios del XXXVII período de sesiones de la Cepal, que concluirán mañana, tras cinco jornadas de debate bajo la presidencia pro témpore de Cuba.
Según recordó la agencia, gran parte de la carga tributaria en la zona es indirecta y recae sobre el consumo; en tanto, el impuesto a la renta resulta inferior al promedio registrado por los estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
No obstante, acotó, la eficacia de los instrumentos de política fiscal para reducir la desigualdad es muy heterogénea en el contexto latinoamericano y caribeño.
En opinión de la fuente, «el magro efecto redistributivo de la fiscalidad, ya sea por la composición y la carga tributarias, por la falta de fiscalización efectiva o por las regalías vigentes, forma parte de un sistema de privilegios» bastante extendido.
Quienes tienen más no perciben el compromiso social de aportar al bien común por la vía fiscal, remarcó el análisis.
La desigualdad, valoró la Cepal, no solo tiene consecuencias económicas, sino también políticas, sociales y culturales, pues tiende a reproducir sociedades fragmentadas, con baja interacción social, limitada confianza recíproca y débil sentido de pertenencia.
Igualmente, resumió, limita la percepción de proyectos comunes y la defensa de los bienes públicos.