De los cánceres que afectan a las mujeres, el más letal y mortal es el de ovario; hace falta insistir mucho sobre el tema para que sea tratado como una verdadera prioridad en la problemática de salud a nivel nacional, para lo cual se debe capacitar, actualizar y sensibilizar al personal médico sobre su tratamiento para prevenirlo y curarlo a tiempo, afirmaron especialistas en la materia.
Durante el Foro sobre Cáncer de Ovario, que organizó la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, del Grupo Parlamentario del PRI y presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, participaron cirujanos oncólogos del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN) y de la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer A.C.
La oncóloga María de los Dolores Gallardo Rincón, responsable en el Instituto del programa de cáncer de ovario y presidenta del Grupo de Investigación de Cáncer de Ovario en México (GICOM), afirmó que “lo que se hace sobre cáncer de ovario es muy poquito, en relación a todo el trabajo que se hace sobre cáncer de mama y por eso hace falta insistir mucho sobre el tema para que sea tratado como una verdadera prioridad en la problemática de salud”.
Dijo que en México se registran muchos casos de cáncer de mama y en un subregistro se conocen solo 4 mil casos; esto se traduce en 11 diagnósticos diarios y siete muertes diarias, lo cual no es un problema menor, “pero el cáncer de ovario es una enfermedad más letal que los cánceres de mama y cervicouterino, pero mucho menos atendida”.
Aseguró que esa enfermedad tiene un patrón hereditario y que en México es del 30 por ciento, un dato poco conocido; se alerta muy poco sobre factores de riesgo, como son: que la mujer haya recibido terapia sobre reemplazo hormonal y, algo muy importante, el hecho de que la mujer se encuentre en la etapa de la menopausia o posterior a la misma.
Aún más, dijo, el cáncer de ovario es sintomático y se deben evitar confusiones, y los principales síntomas son la colitis agravada y persistente, pues esa es la manera en que se manifiesta.
Pero la confusión, agregó, es enorme para la mujer, pues año con año cumple con hacerse la mastografía y el papanicolaou, cuando éste segundo estudio no diagnóstica el cáncer de ovario y los médicos en general no informan a las mujeres sobre el riesgo elevado de enfermarse de ese tipo de cáncer.
El problema es que los médicos tampoco lo saben, aseguró, porque es un diagnóstico que sorprende tanto a la mujer como a los especialistas en medicina, y por eso “no se vale que sigamos ignorando que una colitis agravada puede ser un síntoma de cáncer de ovario; quitémonos esa venda de los ojos”, acotó.
Señaló que se trata de una enfermedad con cero visibilidad que empezó a diagnosticarse en México a través del Programa de Acceso al Tratamiento de Cáncer de Ovario del Instituto Nacional de Cancerología, que inició en el año 2011, y que ha sido posible gracias al apoyo continuo y decidido de las Comisiones Ordinarias para la Igualdad de Género y de Salud de las últimas tres legislaturas en el Senado de la República y de la Cámara de Diputados, respectivamente.
Precisó que a través de ese programa, único en el país, a la fecha se ha brindado atención integral con nivel de excelencia, a 2 mil 200 mujeres de bajos recursos y sólo con el apoyo del Seguro Popular, lo cual demuestra que las mujeres tienen un futuro; se pueden controlar y continuar con el cuidado de su familia; trabajan y hacen su vida de manera normal desde su casa, pero todo esto con un diagnóstico a tiempo para prevenir y curar la enfermedad.
El doctor Francisco Ochoa Carrillo, cirujano oncólogo del Instituto Nacional de Cancerología y presidente de la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer A.C., participó en el foro con el tema de la “necesidad de un frente común y la suma de esfuerzos para lograr las mejores prácticas en la atención del cáncer de ovario”.
Hoy por hoy, declaró, se continúa con una gran deuda con la mujer mexicana, en muchas áreas y aspectos de su vida, y en particular en la prevención y tratamiento del cáncer de ovario.
La única forma, recomendó, en que se puede cambiar la historia de vida de la mujer mexicana es con tres aspectos: primero, la educación; segundo, la salud; y tercero, la economía, de tal suerte que cualquier proyecto de desarrollo humano sustentable debe estar basado en éstos tres principios.
Pero para esto, indicó, se necesita que exista legislación y haya una actitud de resolver problemas, porque se pueden generar proyectos, pero éstos “son una falacia” sino van acompañados de un presupuesto para que aterricen en realidades.
Uno de los problemas, insistió, es que sobre el cáncer de ovario se sigue diagnosticando en el país en etapas avanzadas, pero gracias a la investigación, al mejor conocimiento de la mejor conducta biológica de cómo evolucionan ese tipo de tumores, y gracias a la innovación en cuanto a fármacos que se tienen en vanguardia, “hoy por hoy la historia del cáncer de ovario está cambiando”.
“Se debe hacer conciencia de que el cáncer no es nadamás el cervicouterino o el de mama, es también el de ovario, y puedo asegurar que es el más mortal de éstos cánceres. Tenemos que hacer algo diferente o no habrá una estrategia diferente. Es decir, debemos cambiar el modelo de atención, porque más del 80 por ciento de los padecimientos en el país son atendidos por los médicos de primer contacto o generales, y solo el 20 por ciento por especialistas, y para eso se debe capacitar y actualizar a los médicos de primer contacto, para lograr mejores diagnósticos preventivos y salvar a la mujer del cáncer de ovario”, concluyó.