Por Karen Rivera
Justina es un androide que, con ojos en tono rojo y rostro azul, es capaz de reconocer personas e interactuar con ellas; su función principal es la de ayudar en las labores domésticas como tender la cama y limpiar la mesa. Creada por el Equipo Pumas de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, que lidera el investigador Jesús Savage, Justina será uno de los robots que representará a México en el certamen RoboCup que se llevará a cabo en Montreal, Canadá.
“El proyecto en general es Desarrollo de robots autónomos de servicio”, explica Marco Antonio Negrete, “trabajamos en el Laboratorio de biorobótica de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Y los dos que van a viajar a Canadá, que son dos robots de servicio, uno de ellos es desarrollado totalmente en el laboratorio, que es el robot Justina.
Sobre las cualidades de Justina, Manuel de la Cruz explica que “es justamente que asistan a una persona adultos mayores, personas de la tercera edad, niños pequeños, adultos, jóvenes, el punto es que pueda asistir a todas las personas en sus tareas cotidianas, como buscar objetos en la sala, en la cocina, traerles algunos medicamentos desde los cuartos, como llevar también la ropa a lavarse.”
¿Qué necesita el robot Justina para realizar estas actividades?
“Que el robot tenga la capacidad de reconocer comandos de lenguaje natural, que pueda reconocer rostros, navegar en ambientes dinámicos, manipular, es lo que llevamos hasta el momento”, dice Negrete. “En cuanto a la inteligencia artificial, en general aplicamos muchas, varias áreas. Primero, algoritmo de búsqueda, por ejemplo, representación del ambiente, estamos hablando de solución de problemas con búsquedas de espacio, tenemos varios algoritmos de visión computacional, lo que es visión artificial, reconocimiento de patrones, procesamiento de señales, son muchas técnicas las que se van usando.”
Este androide se construyó hace doce años y desde entonces sus creadores han mejorado su sistema operativo. Cuenta con un sistema de movimiento omnidireccional que le permite desplazarse a los costados y mover su torso de arriba hacia abajo y recibe instrucciones en inglés. Hasta el momento la tarea más compleja que logra resolver Justina es conseguir determinados objetos, cuando ya conoce su ubicación, con una orden, si no, es capaz de pedir indicaciones. Hasta ahora Justina puede reconocer cerca de treinta objetos.
“Estamos desarrollando la capacidad de extrapolar de una vez que entrenamos objetos con ciertas características reconocer otros de las mismas características, estamos trabajando en eso”, dice Negrete. El hecho de que lo hagamos nosotros nos da el plus de desarrollar y probar el algoritmo e incluso de tener la experiencia en cuanto a cómo es el desarrollo tecnológico, como se implementa en la vida real toda esta parte.”
“La RoboCup es una competencia internacional de robótica yo creo que es la más importante en cuanto al desarrollo de robot autónomos. En la que nosotros vamos específicamente en la de ‘Robot de servicio”, completa Negrete sobre su participación en Montreal.
“En el laboratorio de Bio-Robótica siempre es un orgullo y se plantean nuevas metas, quizá el pretexto que usualmente se tiene son estas competencias y asistir a la RoboCup, pero la verdad es que también detrás se está fomentando el desarrollo de la tecnología en nuestro país”, comenta De la Cruz.
Después de presentarse en la competencia de Robots RoboCup, en Japón, el pasado 2017, donde obtuvo el primer lugar en la categoría al mejor sistema de reconocimiento de voz y comprensión del lenguaje natural, Justina viajará a Canadá del 16 al 22 de junio para enfrentarse a robots de más de cuarenta países.