Kiev, 26 may (PL) En un partido lleno de situaciones inesperadas, Gareth Bale entró de suplente y se vistió de héroe para guiar hoy al Real Madrid hasta el triunfo 3-1 ante el Liverpool, que le dio su decimotercera Champions.
El delantero galés marcó dos de los goles que consagraron a su plantel, el primero de ellos con una fantástica chilena justo tres minutos después de entrar en sustitución de un desaparecido Isco en el 61, y el segundo (83) gracias a un error del portero de los «reds» Loris Karius.
Precisamente, el arquero alemán fue el otro gran protagonista de la jornada, pues dos de las tres dianas merengues se debieron a errores suyos en la manipulación del balón.
La primera de las pifias fue la que provocó que el francés Karim Benzema abriera la pizarra en el 51 tras intento fallido por sacar una pelota de su área.
Sin embargo, inmediatamente después el senegalés Sadio Mané igualó las acciones para el Liverpool, que desde el minuto 30 de la primera parte debió afrontar el encuentro sin suestrella Mohamed Salah.
El goleador egipcio debió abandonar la cancha tras un choque con Sergio Ramos, quien le tomó el brazo izquierdo durante la disputa de un balón y le provocó la lesión.
Después de esa acción Salah intentó mantenerse en el juego, pero instantes no pudo continuar y salió del césped con lágrimas entre los ojos.
Más adelante, el lateral izquierdo de la Casa Blanca, Dani Carvajal, también se fue lesionado en el minuto 36 por lo que todo apunta fue una lesión muscular.
Por el Liverpool ingresó el centrocampista Adam Lallana y por el Real Madrid lo hizo Nacho.
Tras la victoria, el conjunto dirigido por Zinedine Zidane mantuvo intacta su mística en la competición continental, esa que lo ha hecho invencible en instancias decisivas y que este año constituyó su cuarta corona en los últimas cinco temporadas.
El mayor mérito está en que es la tercera ocasión consecutiva en que llegan a la final y obtienen el cetro, todo un hito en la historia del fútbol contemporáneo.
En esta ocasión, la escuadra del técnico germano Jurgen Klopp no pudo emular a aquel plantel que logró sacudir a los blancos en la final de 1981.