Por Julio López
La discusión sobre de la exhibición y distribución del cine mexicano se reavivó con la noticia de la renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte. Con los cambios políticos que se avecinan hoy más que nunca el gremio del cine, encabezado por los integrantes de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y respaldados por el Instituto Mexicano de Cinematografía, buscan modificaciones importantes a la Ley de Cinematografía. Entre las propuestas destaca la permanecia en pantalla del cine nacional, que por lo menos las películas se exhiban dos semanas completas. También se pretende regular la cantidad de copias con las que sale un estreno de Hollywood: un largometraje como Vengadores ocupó hasta el 60% de las pantallas disponibles.
En este sentido, Mónica Lozano, productora, señala “lo que debería prever la ley es que ninguna película debería tener más del 20% de las pantallas el día de su estreno para garantizar la oferta plural que exige la constitución y los derechos culturales y den la oportunidad que las audiencias elijan los contenidos y lo puedan elegir en la medida de que estén adecuadamente ofertados.”
Para el cineasta Armando Casas, muchos de los temas “tienen que ver con un asunto de voluntad política”, comenta, “y la coyuntura que yo no puedo evitar ver es que vamos a un cambio de gobierno, sea el que sea, en donde necesariamente estos temas tienen que estar plasmados.” Mientras que para el director de Cuando los hijos regresan, Hugo Lara, el cine, “como industria cultural, además de ser un negocio, debería ser favorecida por una serie de reglamentaciones del Estado en términos de calidad.”
La reciente entrega de los premios Ariel da cuenta de la calidad y diversidad de propuestas cinematográficas que ofrece el cine mexicano, un reflejo de una industria pujante que a tropezones y empujones busca abrirse un espacio en la cartelera comercial. “Hay película mexicana que, teniendo la calidad, el contenido, que vale la pena que conozca la gente, pero pasan de noche porque no tienen promoción”, dice Armando Casas.
Respecto al público, Hugo Lara señala que “ése es uno de los grandes desafíos, atraer al público, tener las condiciones para que los estrenos sean decorosos y que funcionen la película en la sala de cine.”
“Yo espero que el próximo gobierno mexicano tenga una estrategia en el arte, la cultura, la ciencia y por supuesto el cine es vital en todo esto”, apunta Casas.
Este es un tema espinoso y de suma importancia en la agenda cultural, pues México es una potencia cinematográfica: nuestro país ocupa el cuarto lugar en asistencia a salas de cine, sólo después de Estados Unidos, India y China.