Por Víctor Gaspar
A dos meses de su deceso, el diplomático, traductor, escritor, y “Mago de la palabra”, Sergio Pitol, fue recordado en el Palacio de Bellas Artes, como parte del homenaje nacional.
Lidia Camacho, directora del INBA, destacó su memoria. “Nos legó obras que habrán de perdurar y engendrar nuevos lectores. Sergio Pitol se definirá a sí mismo y a sus compañeros de generación por su inconformismo, por las muchas soluciones tanto artísticas como vitales que ya no los convencían, y por creer firmemente en el rigor literario y abominar las soluciones fáciles”.
Pitol fue parte de la denominada Generación de Medio Siglo, referente de la literatura del siglo XX y parte del XXI. Vivió 28 años en el extranjero y ocupo cargos diplomáticos, esas estancias le hicieron conocer diferentes autores del centro y este de Europa que tradujo al español.
En la mesa redonda celebrada en el Palacio de Bellas Artes participaron los escritores Jorge Volpi, quien habló de la visión global y el trabajo de traducción de Sergio Pitol; y Juan Villoro, quien se refirió a la obra El tañido de una flauta. “Esta novela tenía que ver en cierta medida con un tema que fue muy importante para Sergio al principio de su trayectoria literaria que es el fracaso. El fracaso en muchos sentidos, el fracaso literario, el fracaso artístico y también el fracaso de México como país. Es una novela que él está escribiendo en 1968 y abandonó su trabajo en Yugoslavia”.
“Regresó a México y empezó una nueva etapa de su carrera que fue particularmente importante, una etapa memorialística. También, a lo largo de su vida fue un traductor de muchas lenguas. Primero del inglés y luego también del italiano, y luego del húngaro, del polaco y del ruso fundamentalmente, dando a conocer en español o muchos autores que merecían ser leídos por nosotros”, agregó Volpi.
El homenaje contó con la participación de las cantantes Lourdes Ambriz y Encarnación Vázquez, y el piano de Józef Olechowski.