Moscú, 14 jun (PL) El argentino Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo son, de lejos, los dos mejores jugadores del mundo en la última década, amparados en gruesas cataratas de títulos y en cinco premios Balón de Oro per cápita.
Ahora, en el Mundial de Rusia, ambos volverán a la vitrina más ilustre del planeta, donde serán vitoreados hasta el cansancio o criticados hasta la muerte.
Messi llevará una vez más la pesada cruz con Argentina, una nación con dos títulos mundiales y varios jugadores de primerísimo nivel, pero que no gana un trofeo desde 1993, además de perder las finales de la dos más recientes Copas América y del pasado Mundial de Brasil-2014, derrotas imperdonables para la hinchada.
El genio del FC Barcelona tendrá que presentarse en modo Dios en Rusia, para, como si fuera un todoterreno, halar el carro Albiceleste y llevarlo hasta el trono.
Sería, a priori, la única manera de quitarse el San Benito que tanto lo acosa desde hace muchos años.
En realidad, a nivel de clubes Messi es una bestia competitiva inigualable, pero con la selección nacional su rendimiento disminuye, en gran medida por la mediocridad de sus compañeros, quienes, facilistas, prefieren ver jugar al 10 y ponerle sobre sus hombros toda la responsabilidad, antes que asociarse con él y hacerlo más grande aún -si es que se puede.
Argentina competirá en el D del Mundial de Rusia, junto a las selecciones de Islandia, Nigeria y Croacia, un distrito más complicado de lo que parece.
Cristiano Ronaldo, mientras tanto, llega a los 33 años a la que pudiera ser su última Copa del Mundo.
Campeón de cuanto trofeo exista con el Real Madrid y titular de la última Eurocopa con Portugal, el crack pudiera subir muchos peldaños en el muy subjetivo ranking de los mejores jugadores de la historia del fútbol.
Delantero por naturaleza y matador incansable, Cristiano tiene ante sí una posibilidad única para borrar su pasado negro -bien oscuro- en Copas del Mundo.
Los lusitanos comparten el apartado B del torneo con la favorita España, Marruecos e Irán y están obligados a dominar la llave para evitar en octavos de final a Uruguay, que a todas luces encabezará el distrito A.
Sin duda, los goles de CR7 serán determinantes en las aspiraciones de Portugal y en sus propias ambiciones personales, pues conociendo su ego, todo el mundo sabe que está deseoso por tener una buena actuación en un Mundial antes de retirarse del fútbol.
Messi y Cristiano estarán acompañados en cada momento por incontables de lupas críticas; de sus rendimientos dependerá en gran medida la suerte de sus selecciones nacionales; de sus talentos brotará la ilusión en la vida de millones de fieles.
Por el momento, Argentina debutará en el torneo el día 16 contra Islandia en Moscú, mientras Portugal chocará mañana ante España en Sochi.
Para más morbo, si Argentina y Portugal quedan primeros en sus respectivos grupos eliminatorios y luego seguran la ronda de octavos de final, Messi y Cristiano se verían las caras en el duelo de cuartos.
El destino dictará cada línea de la historia para estos dos fueras de serie del fútbol mundial.
Messi y Cristiano Ronaldo, una nueva cita con la historia
Por Yasiel Cancio Vilar