Bogotá, 18 jun (PL) Pese al regreso del Uribismo al gobierno, el resultado del movimiento Colombia Humana en las urnas es histórico.
Nunca antes en la historia del país un candidato al margen de la política tradicional y con un pensamiento de centroizquierda había logrado los índices de apoyo que alcanzó Gustavo Petro en las elecciones presidenciales.
Concluida ayer la totalidad de las mesas escrutadas en la segunda vuelta electoral, el representante de la ultraderecha colombiana Iván Duque se impuso con el 54 por ciento del sufragio frente al 42 por ciento de la votación alcanzada por el exguerrillero del M-19, excongresista y exalcalde bogotano.
Había esperanza en la Colombia Humana. Por eso la honda congoja que invadió a los seguidores de Petro, cuando conocieron de la victoria del candidato del Centro Democrático, el partido fundado y liderado por el expresidente Alvaro Uribe.
Sin embargo, Petro agradeció y a la vez pidió a la gran coalición de fuerzas que le apoyaron renunciar a la tristeza y continuar movilizados por el cambio. ÂíAquí no hay derrota. Por ahora no seremos gobiernoÂí, apuntó.
«Petro, amigo, el pueblo está contigo», coreaba una multitud anoche en esta capital, mientras el expresidenciable intentaba dar un discurso de ánimo y fe en la victoria futura de la Colombia Humana.
«Somos ocho millones de colombianos y colombianas libres en pie. Aquí no hay derrota», remarcó en alusión al número de nacionales que le dieron su voto.
Comentó Petro que el mundo estaba esperando un milagro de Colombia, por ello el respaldo a la Colombia Humana de figuras tan ilustres como el lingüista estadounidense Noam Chomsky y el Premio Nobel de Literatura sudafricano, John Coetzee, entre otros.
Sin embargo, el poder de las maquinarias políticas y de los ejes clientelistas que se arrimaron a las toldas de Duque y la estrategia del miedo contra Petro de la que se hizo derroche en la agenda mediática pesaron en la decisión del electorado.
En Colombia, aunque todos o casi todos lo nieguen, el odio ha sido un sentimiento constructor de la sociedad, acotó el analista local Joaquín Robles.
En particular Robles mencionó el odio existente hacia las manifestaciones políticas de izquierda, las que a su juicio se satanizan en grado casi enfermizo.
Al explicar el resultado del balotaje, anotó Petro: «Nos ganaron diciendo que éramos ateos. Nos ganaron diciendo que habíamos matado gente, que íbamos a cerrar iglesias, que íbamos a volvernos la nueva Venezuela. Nos ganaron con mentira tras mentira».
«Los asustamos tanto, que los juntamos. Pero, algún día, muy pronto, entraremos al Palacio de Nariño», sentenció el representante de la Colombia Humana y de la Gran Coalición por la Paz.
Para el reconocido sociólogo argentino Atilio Borón, lo que ocurrió en Colombia es que por primera vez en su historia se quebró el tradicional bipartidismo de la derecha con la irrupción de una candidatura de centroizquierda.
La Colombia Humana de Gustavo Petro, opina Borón, marca el comienzo del fin de una época.
Se trata, estima el catedrático argentino, de un parto lento y difícil, doloroso como pocos, pero cuyo resultado será la construcción de una nueva hegemonía política que desplace a las fuerzas que por dos siglos ejercieron su dominación en Colombia.
El pueblo de Colombia se ha puesto en marcha. Tropezó, pero se levantará y más pronto que tarde parirá un nuevo país, pronosticó el eminente escritor.
Colombia es definitivamente otra
Por Tania Peña