Por Irma Gallo
En los últimos días las imágenes de niños inmigrantes separados de sus padres y encerrados en jaulas por las autoridades migratorias de EEUU, han dado la vuelta al mundo provocando olas de justa indignación. “Pero”, advierte la doctora en Ciencias Sociales, experta en el tema de migración, Leticia Calderón Chelius, “parece que nadie recuerda que la crisis de niños inmigrantes en Estados Unidos no es nueva: en la época de Barack Obama ya había levantado ámpulas. Estamos hablando de una situación muy delicada, que sólo con una respuesta internacional podrá cambiar, internacional y sobre todo interna de Estados Unidos.”
“Esto tiene muchos años y se ha dado de manera recurrente en picos incluso mayores en términos de números. Recordarás la crisis del 2015 con Obama y con Peña Nieto incluso firmando acuerdos para ver cómo respondían a la crisis de los niños migrantes.” Sin embargo, advierte la investigadora, “con la actual administración se incrementó el nivel de agresividad en esta política ya existente.”
“Primero porque su respuesta es muy fuerte desde una lógica que llaman ‘tolerancia cero’ a la migración y esto viene desde que él [Trump] tomó el poder. Todo esto que está haciendo lo dijo, lo que pasa es que no le creímos y desafortunadamente lo está llevando a cabo tal cual. El punto es evitar que la población que solicita asilo en los Estados Unidos, de los cuales 90% son centroamericanos, llegue a ese país y se quede. Entonces, justo esto fue muy fuerte con Obama, lo único es que la reacción que hubo en su administración sí fue tomar algunas medidas, sí mejorar un poco los trámites administrativos y considerar la parte humanitaria del tema, sobre todo tratándose de niños.”
En lo que se resuelve su situación jurídica, estos niños están en una especie de limbo: como si hubieran cometido un delito, permanecen en estos centros de detención, lejos de sus padres, y el personal que está a cargo de ellos no es experto en cuidados infantiles. Los trámites con los que están separando a los padres de los niños -que es tremendo, las escenas son desgarradoras- pueden llevar hasta dos o tres años antes de ser deportados. Entonces pueden, o renunciar a seguir un procedimiento y entonces regresar a sus países o intentar hacer todo el procedimiento de solicitud de asilo y eventualmente ser aprobados, pero en ese inter, te lo voy a decir tal cual, los niños están como rehenes. Y eso es parte de lo que está ocurriendo con esta forma de llevar a cabo una política que, efectivamente, fue aprobada desde tiempo atrás.”
“También puede haber procedimientos y trámites que hagan que en algún momento los padres puedan perder la custodia de los niños. Y esto ha ocurrido desde hace años, y esa es la parte que tenemos que ver todos: hay muchos mexicanos que al regresar a México, deportados, sus hijos se quedan en Estados Unidos y después están teniendo problemas para presentarse en los juicios y entonces pierden la custodia de los niños. En el caso de los niños se supone que tienen derecho a una audiencia, en ese sentido las leyes estadounidenses son mucho más humanitarias que las de otros países, incluyendo el mexicano. Esa es una cosa que habría que enfatizar. El punto acá es que los están deteniendo en centros que, digamos, son improvisando, no están en condiciones, algunas incluso son bodegas de Walmart y otros, centros educativos comunitarios. Ese es un punto. El otro es que no hay un cuidado y un seguimiento de cada uno de los niños.”
Los pocos psicólogos enviados por organizaciones civiles, y algunos periodistas que han podido entrar a los centros de detención a ver a estos niños afirman que se encuentran en estados emocionales frágiles, con mucho sufrimiento.