1968 – Banderas rojas para todos

Banderas rojas para todos
Platicamos con Maike Mai Höhne curadora y directora de este ciclo que se inserta en la Semana de Cine Alemán iniciada ayer

Por Alizbeth Mercado

Maike Mai Höhne es curadora y directora de la sección de cortometrajes del Festival Internacional de Cine de Berlín, Shorts Berlinale, vino a México a presentar 1968-Banderas rojas para todos como parte de la Semana de Cine Alemán y su interés curatorial se centra en preguntarnos sobre las circunstancias del pasado y cómo nos afectan. “En mi selección siempre incluyo películas históricas porque la historia no es ayer y ya, sino que es hoy y hay que mirar esas películas. Lo que estoy mostrando tiene que ver conmigo ahora.”

Los cortometrajes que eligió son Test de color: bandera roja (Gerd Conradt, 1968), Observaciones al programa (Christiane Gehner, 1970), Piñoncito (Claudia von Alemann, 1967), Alaska (Dore O, 1967), My Name Is Oona (Gunvor Nelson, 1968), Película virgen (Wilhelm & Brigit Hein, 1968) y el largometraje Antígona (Ula Stöckl, 1965). Estos filmes no han perdido su actualidad en cuanto a las estrategias estéticas y en términos sociales siguen vigentes.

En la Alemania de 1968, manifestantes se encontraban indignados por ver a antiguos nazis en altos cargos y por reformas legales que les parecían antidemocráticas y temían volver al autoritarismo. El grupo más importante dentro de este movimiento fue la Unión de Estudiantes Alemanes Socialistas.

“Si hablamos de Antígona, que es una ficción, sigue existiendo porque la pregunta sigue siendo importante, alguien dice algo, la otra dice que no y eso dispara la guerra. Lo tenemos en la vida cotidiana está el conflicto. La otra es My Name is Oona es de una gran directora sueca que sigue a su hija de nueve años y la vemos todo el tiempo diciendo ‘my name is Oona, my name is Oona’, la veo y digo quiero que mi chica vea esa película por lo menos una vez al año para entender que ella es Ava, para entender quién somos”.

En Película virgen, una mujer que presenta en televisión un programa, antes de hablar de los Juegos Olímpicos habla sobre feminismo y cuenta en diez minutos qué tiene que ver el feminismo con la sociedad, con los hombres, con el capitalismo y eso es relevante hoy, de acuerdo con Mia. “A mí me toca y siento que no hay cincuenta años entre las entrevistas.”

En ese sentido, Mia parafraseó lo que decía la directora de Antígona, Ula Stöckl “¿Cómo puedo yo decirles a mis padres que hicieron algo mal en el fascismo? ¿qué hubiese hecho yo? Y esa es su punto de partida para trabajar, y de ahí salen sus preguntas.”

El criterio de elegibilidad fue partir de las imágenes de 1968, ver más allá del cliché de las banderas y las personas manifestándose en las calles. “Yo quería entender el 68, el movimiento y la situación, sobre todo, de otros puntos de vista y por eso hay bastantes películas de mujeres (normalmente se dice que no hay, pero sí hay) y, sobre todo, hay películas muy feministas, sobre el cuerpo.”

La selección se divide en los cortometrajes que son de tipo documental y aquellos de cine experimental, pero que en ambos casos sus directores hicieron una ruptura con el cine que se estaba haciendo en la Alemania de la década de 1960. “Ula Stöckl, directora de Antígona, estudió cine en la escuela de Bauhaus y ahí entendieron el mundo de otra manera y dijeron ‘antes de contar historias, tenemos que entender el mundo, tenemos que salir, tenemos que hacer películas chiquitinas, entrevistas, seguir movimientos, mirar a la gente y no salir con una película de noventa minutos sino con algo de tres minutos, como escribir un diario.”

El valor agregado de la selección es que en alrededor de noventa minutos (más la película) los cortos cuestionan la agitación social del 68 y profundizan en el recuerdo que otorga el material cinematográfico como parte de la memoria histórica. “No son (cortos) livianos, son profundos, te dejan con mucho y para mí es eso, está todo bien con los largometrajes, pero si queremos hablar de una vida cultural y riqueza ahí la tenemos, en el cortometraje.”

¿Cómo se puede mantener un balance entre la preocupación estética y el asunto político? ¿Cómo un creador puede sostener ambas posturas?

“Sólo es preguntarte: ¿quién eres? ¿qué actitud tienes? ¿cómo te entiendes? Si te entiendes como persona política. En el 68 fue un poco más fácil porque todos se sentían politizados, porque había una energía de la cual querían participar. En ese sentido, fue más fácil decir, ‘mi vida privada es mi vida política, es uno a uno y con mi actitud sí puedo cambiar algo.”

Maike imparte un taller en la Cátedra Bergman de la Filmoteca de la UNAM y lo que busca transmitir a los alumnos es que se pregunten: ¿cómo tengo que ver más allá de las imágenes cliché?, ¿cuál es su mirada sobre la historia?, ¿qué les interesa llevar hacia afuera?, ¿qué imagen les importa y por qué les importa?

“Lo que leí y me contaron es que todos están afectados por el 68 hasta hoy, en el mundo entero sigue, tenemos problemas que siguen existiendo y que tienen que ver con el 68, cuáles son las estructuras, cuáles son las políticas que se siguen. Tal vez ustedes tienen otro chance, pero es lo que motiva a la gente. Ellos ven una continuidad y a lo mejor no la habrá, pero eso les motiva, sienten que están lejos del 68 pero sigue existiendo y tocándoles.”

La exhibición 1968-Banderas rojas para todos inicia este 10 de agosto a las 21:30 y continúa el sábado 11 de agosto a las 19 horas en la Cineteca Nacional. El martes 14, Maike dará una conferencia sobre las narrativas de vanguardia en la Universidad de la Comunicación en la colonia Roma a las 11 horas.

Mientras tanto, trabaja en programas para presentar trabajo performativo en Palestina en la Katan Art Fundación y en Suecia presentará cinco programas sobre arte y feminismo. Planea preparar un repositorio de cortometrajes europeos.

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