Por Alizbeth Mercado
Donde muchas personas ven complejidad y aburrimiento, Marcus du Sautoy, matemático e investigador de la Universidad de Oxford, encuentra un mundo fascinante: hablamos de las matemáticas. Para el científico británico esta disciplina es un lenguaje que nos puede contar historias. Para él resultan fascinantes porque fue un chico muy afortunado. En la escuela una profesora le enseñó que “las matemáticas están llenas de belleza y son un lenguaje asombroso para entender el universo que nos rodea; esa maestra me dio una llave secreta para desbloquear este hermoso jardín.”
Si para ti la clave de todo estuvo en la escuela, ¿dónde crees que se encuentre el problema de los demás: en la educación, en los profesores o en nuestro papel como alumnos?
Hay un problema con la enseñanza matemática, no solo en México, también en Reino Unido. Cuando aprendes matemáticas es como aprender un idioma, debes aprender a deletrear, aprender gramática, pero nadie te enseña a leer las grandes historias o a Shakespeare o Dickens; o es como aprender a tocar un instrumento musical y tienes que aprender las escalas para tocar un buen blues o a Beethoven. Pero creo que podemos ayudar a la educación enseñando las cosas emocionantes sobre los números primos y su uso en la criptografía, como en el Internet se usan para guardar secretos; aprender sobre simetría, es importante; aprender de dónde vienen los números, el número cero, por ejemplo, tiene historia, fue creado en el siglo VII , y estas cosas pueden ayudar a darle vida a estos temas que por ahora son muy aburridos. No creo que sea un problema de los maestros, es un problema de los planes de estudio que no dejan a los estudiantes ver de qué tratan las matemáticas realmente.
¿Piensas que existe un puente entre la literatura y las matemáticas?
La gente tal vez se sorprenda al saber que existe una conexión entre las matemáticas y la literatura, y el arte, y la música, y creo que es porque las matemáticas están llenas de historias, se tratan de llevarte en un viaje desde cosas que no entiendes hacia otras que puedes aprender, a nuevas geometrías, a nuevas ideas, y creo que por eso un matemático es un contador de historias pero mis personajes son números y geometría y lógica, y seguir llenos de emociones y sorpresa y riesgo y por eso pienso como narrador, no sólo en ecuaciones que sean verdaderas, quiero ecuaciones que te muevan .
Un escritor que no era matemático pero sí planteó problemas sobre lógica y espacio en su narrativa fue Borges. Eres un lector entusiasta del narrador argentino e incluso hiciste X&Y, una puesta en escena inspirada en La Biblioteca Infinita. ¿Qué encuentras en este narrador, desde tu mirada de matemático?
Jorge Luis Borges es uno de mis escritores favoritos porque estaba fascinado con estas ideas que surgieron a principios del siglo XIX sobre geometría nueva para mirar el mundo, el desafío del infinito, paradojas, pero no tenía un lenguaje científico, tenía un lenguaje literario para intentar explorar estas ideas y una de mis historias favoritas es sobre la librería de Babel, ahí Borges trata de entender la geometría del universo ¿es infinito? Y si no lo es, lo explica de algún modo y en esa historia, Borges usa el lenguaje literario para entender uno de los grandes problemas científicos de nuestra era.
Marcus, disfrutas de la escritura y en tu libro Lo que no podemos saber. Exploraciones en la frontera del conocimiento (Acantilado, 2018) ensayas las posibilidades de la creatividad y hasta dónde puede llegar el conocimiento científico, que aseguras, “no es para siempre”.
El libro que escribí trata de ver hacia el futuro pero también trata de aprender del pasado porque de eso está hecha la historia, para entender las situaciones del pasado, y si miramos la ciencia del pasado, podemos ver que cambia continuamente, ¿cómo podemos saber si hay una respuesta en el universo’, nunca podremos saberlo. Y cómo nos movemos en la historia es que cada nueva generación trae diferentes acercamientos y eso no quiere decir que debamos cambiar nuestra historia pero debemos ser muy abiertos a las nuevas ideas y de eso se trata ser científico. La ciencia es un objeto vivo porque cambia, porque lo que creemos la teoría del hoy puede estar completamente equivocada mañana y necesitaremos nueva teoría.
¿Sabes lo que me despierta por la mañana? Voy a mi escritorio y pienso en mis matemáticas y en los problemas que no puedo resolver en el momento, me encanta contar historias de lo que sabemos, pero realmente lo que me hace despertar en la mañana son las cosas que no sé y creo que eso nos pasa a todos. El reto es comprender los problemas, por ejemplo, no entiendo a mi esposa por completo y eso mantiene nuestra relación viva y fuerte.
En el libro tienes una anécdota interesante: En 2009 te llamó un periodista para entrevistarte sobre el Premio Nobel de Medicina en busca información sobre el premio al descubrimiento de los telómeros (referente a los cromosomas y el envejecimiento humano) y cuentas que consultaste Wikipedia e hiciste con cierta autoridad la explicación, mi pregunta es ¿por qué pensamos que los científicos pueden pensarlo todo?, que, hasta cierto punto, es uno de los temas de tu libro.
Quiero ser honesto sobre el hecho de que los científicos no sabemos todo y es realmente un libro sobre todas las cosas que no sabemos y quizá nunca las sepamos. Es importante reconocer, como científicos, que no tenemos “un poder superior” y nos tenemos que reconocer como humanos y eso es importante. Así que escribo en el libro que cuando el periodista me preguntó sobre los telómeros, el Premio Nobel de Medicina, tuve que admitir que no sabía lo que era un telómero; es importante reconocer nuestras limitantes como científicos. Mucha gente se imagina que los científicos debemos saberlo todo, pero no lo sabemos y tenemos herramientas importantes para navegar en el universo y es importante compartirlas.
Existe una discusión entre la forma en la que se comunica o divulga la ciencia, algunas voces optan por hacer contenido de entretenimiento para decir que la ciencia es divertida, pero, por otra parte, la mayoría de científicos deben ser fieles y comunican su conocimiento con artículos rigurosos y con lenguaje especializado. ¿Cómo paliar el desafío de comunicar a cualquier tipo de lector, sobre todo a los no expertos?
Los científicos tenemos que usar un lenguaje muy preciso, pero tenemos que ser cuidados con la forma en la que utilizamos ese lenguaje, pero, por otro lado, eso puede parecer lejano para la audiencia, los políticos, y debemos encontrar diferentes formas de comunicar nuestras ideas y lo que he hecho por mucho tiempo es encontrar un lenguaje que sea fiel a la ciencia pero que ayude a la audiencia que no tiene ese conocimiento para navegar en ese camino y es un balance complejo entre asegurarte que no traicionas a la ciencia por parecer entretenido, pero, por otra parte, la ciencia es divertida y comunicarlo es importante. Yo solo trato de ser honesto sobre lo que amo de mis temas, lo que es importante, y crear un lenguaje que conecte con la gente y es parte de la ciencia.
En el libro Lo que no podemos saber mencionas que la tecnología ha cambiado nuestra forma de acercarnos al conocimiento y por lo tanto a la ciencia ¿qué implicaciones tiene esto?
El libro que estoy escribiendo es sobre tecnología y cómo ha tenido un impacto masivo en la sociedad. Ahora tenemos inteligencia artificial, está controla nuestros teléfonos y potencialmente pueda conducir nuestros autos, pero en el libro que estoy escribiendo miro el impacto que tendrá en las artes, quizá ya no escribamos los poemas que disfrutamos o la música que escuchamos y eso se supone que era exclusivo de los humanos. Estoy muy interesado en saber sobre el impacto de la inteligencia artificial sobre la sociedad. Va a reemplazar muchos trabajos pero ¿va a reemplazar a los novelistas?, en eso estoy trabajando, en lo que significa ser humano.
Y aunque por el momento no sabe qué título tendrá, en inglés quizá se llame The Human Being y en Reino Unido,Creative Human. Mientras tanto, Marcus trabaja en una composición sobre las pruebas matemáticas de la música.