Por Irma Gallo
La reciente edición del Hay Festival Querétaro dedicó una mesa a la discusión del movimiento #MeToo. Periodistas, narradoras y activistas se dieron cita para reflexionar sobre cómo éste logró llevar al ámbito público temas tan urgentes como el acoso sexual en los espacios de trabajo, que antes se habían limitado al ámbito privado, contribuyendo a que estos casos quedaran en la impunidad. La escritora británica Jeanette Winterson y las norteamericanas Vivian Gornick y Robin Benway, nos hablaron de la necesidad de seguir teniendo estas conversaciones desde la ficción y la no ficción.
Para Jeanette Winterson (imagen izq.), “las cosas han cambiado para las mujeres.
Creo que las cosas son mucho mejores para las mujeres en muchas partes del mundo. Las mujeres han logrado tener una mejor calidad en sus lugares de trabajo gracias al movimiento #MeToo, que ha sido un verdadero golpe en contra del acoso sexual, en contra de cómo se trata a las mujeres. Sí, las voces de las mujeres son escuchadas.”
Cuando Jeanette Winterson escribió su primera novela Oranges are not The Only Fruit (Fruta prohibida) en la que contaba su propia historia como una chica lesbiana que creció en un ambiente profundamente religioso, desató un escándalo en el Reino Unido. Incluso su mamá dejó de hablarle durante un tiempo.
“Todavía hay mucho trabajo que hacer, mucho. Pero estamos progresando. Yo escribo desde hace treinta años y en ese tiempo ha habido una gran cantidad de cambios. Y estoy orgullosa de haber sido parte de ese cambio.”
En Fierce Attachments: A Memoir (Apegos feroces), la neoyorquina Vivian Gornick (imagen de portada) narra su complicada relación con su madre y su descubrimiento del feminismo. “El Movimiento #MeToo es un recordatorio. Mi generación dice: Todo lo que está diciendo ahora el movimiento #MeToo nosotras los dijimos hace cuarenta años, y entonces no hubieron los cambios suficientes”. Así que cuarenta años después la gente está diciendo casi lo mismo que nosotras dijimos, lo que demuestra lo difícil que es que se produzca un cambio. Es una lucha constante, una lucha diaria. El asunto con los derechos de las mujeres es una lucha íntima. Estamos luchando constantemente con nuestros esposos, nuestros hermanos, nuestros amantes, con la gente a la que amamos. Realmente tiene que ver con la vida privada.”
¿Qué pensaría tu madre si te viera ahora participando del movimiento feminista?
Cuando todo esto empezó no estaba orgullosa, no quería que yo hiciera nada de esto porque creía que ser feminista me iba a impedir casarme otra vez. Todavía quería que me casara. Pero creo que ahora estaría orgullosa. Creo que sí. Espero que sí.
Todas las imágenes © Irma Gallo y Ollin Buendía