Por Óscar Cortés
Para el periodista Guillermo Osorno existen figuras fundamentales para entender el movimiento estudiantil del 68, como parte del Coloquio Internacional que organiza la UNAM ofreció la conferencia “Los días y las noches. Una retrospectiva de Luis González de Alba y Carlos Monsiváis”.
“Monsiváis ya era una figura pública, era una figura de los sesenta, una figura contestataria, cosmopolita, que tiene cierto optimismo del país en donde vive. Está abierta a la experimentación artística como sus compañeros de la Ruptura. La otra es la de Luis González de Alba que es diez años más chico, que vive todo a flor de piel, que fue líder estudiantil, estudiante de psicología, y que terminó en la manifestación de Tlatelolco preso y detenido en Lecumberri”, dice Osorno.
Osorno comparó los títulos Los días y las noches, de Luis González de Alba con Días de Guardar, de Monsiváis, que fueron las primeras publicaciones que hicieron referencia al movimiento estudiantil. Sobre el libro del primero, refiere que fue “el primer libro testimonial mientras que Carlos Monsiváis escribe algunas crónicas pero no es el tema principal, el tema principal del libro de Monsiváis escrito entre el 68 y 69 es la cultura mexicana y la cultura pop.”
“Ambos personajes”, dice, “toman caminos distintos, González de Alba se va desencantando. Forma partidos políticos, participa activamente en la universidad, también en el sindicalismo universitario, se va desencantando, su última apuesta fue Cuauhtémoc Cárdenas y después pierde, algunos dicen que por un fraude; a partir de ahí comienza a escribir críticas tanto a sus maestros como del esquema.”
En el caso de Monsiváis, Osorno explica que éste también había iniciado una crítica de izquierda y al partido comunista. “En el 85 Monsiváis encuentra una vía distinta que es la Sociedad Civil, el ejemplo del temblor y de otros movimientos le da a Monsiváis la idea de una izquierda más como derecho humanista, como organización de la sociedad civil, y creo que es el pensamiento que nos hereda. Un pensamiento más contemporáneo del 68.”
“González de Alba se quita la vida un 2 de octubre, también es sintomático que la novela no empieza el 2 de octubre termina ese día, Luis González de Alba creía en el 2 de octubre en el fin, en el asesinato de un movimiento.”
Una invitación a comprender las posturas que estos protagonistas expusieron posterior a sus primeros libros con títulos como El 68, la tradición a la resistencia, de Monsiváis y Tlatelolco aquella tarde, de González de Alba.
“El 68 es un parteaguas en la vida nacional como piensa Monsiváis: es una comprobación de un régimen heredado de la revolución mexicana, y es el inicio de democratización de la vida pública.”