Por Huemanzin Rodríguez
La soprano estadounidense, de herencia puertorriqueña y portuguesa, ha vuelto a México para participar en el Festival Internacional Cervantino. Ella vino por primera vez hace unos meses para participar en el concierto por el festejo de la Orquesta de Minería, entonces se presentó en la Sala Nezahualcóyotl con un programa que incluyó obras de Gounod, Mozart, Verdi, Donizetti, Falla y Puccini. Después de esa visita a México viajó a Berlín donde cantar en Falstaff bajo la dirección de Daniel Barenboim. Siguió París para cantar “Don Pascuale” y el 24 de agosto presentó su primer disco There’s a place for us (Deutsche Grammophon), frase extraída del tema “Somewhere” de West side story, de Leonard Bernstein, a quien interpretó en ese disco, así como obras de Stravinsky, Heitor Villa-Lobos y Golijov.
A Guanajuato vino para cantar arias al lado del pianista Ángel Rodríguez.
Sueles verte más cómoda en el repertorio belcantista, ¿hacia qué dirección llevas tu desarrollo vocal?
Creo que eso es algo que pasa natural, creo que lo encontré en el pasado, podría decir que hace cuatro años cuando trabajaba mes con mes. Me he desarrollado más y por supuesto me hago mayor, apenas cumplí 30 años, naturalmente la voz cambia y el desarrollo es con el tiempo. Pero, trato de trabajar lentamente el repertorio, no presiono, no me excedo con lo que se supone tengo que cantar a mi edad. Es un proceso muy natural y en eso soy muy afortunada.
Sobre tu repertorio en el Teatro Juárez, además de cantar a Donizetti, Verdi, Rossini y Mozart, incluyes a Villa-Lobos.
He seleccionado mis más amadas arias de las óperas que he cantado en el escenario, también incluyo arias de óperas como de Heitor Villa-Lobos, que dedico a mi madre, quien me introdujo en la ópera y ella es de Portugal, de Lisboa. Recuerdo cuando tenía diez años, como te dije, mi mamá me introdujo al mundo de la ópera y fue con una producción de La Bohème, en una producción del Metropolitan Opera House. Me enamoré de inmediato. Y me enamoré no sólo porque los cantantes cantaban maravillosamente, ellos realmente expresaban todo en las palabras y los significados detrás de ellas, todo lo que Puccini les había otorgado. Eso es siempre lo que quiero hacer como intérprete, quiero dar tanto de mí misma a la música para que el público pueda disfrutarlo mucho mejor de lo que fuera si cantara normal. Eso es parte de un cantante de ópera como de un artista completo, y el regalo que le doy al público se convierte en un regalo para mí.
Ahora cantas acompañada por Ángel Rodríguez al piano…
Estoy muy contenta con esta colaboración porque será más íntimo a como fue mi concierto hace unos meses en la Ciudad de México, donde había una orquesta completa. Como será en el Cervantino, podemos trabajar muy íntimamente y se le puede dar al público un mejor entendimiento de todas las arias y piezas en una expresión musical completa.
¿Cambia tu forma de cantar cuando estás acompañada sólo por el piano que cuando estás con una orquesta?
Sí, es muy diferente. Creo que cuando es un recital como este, es un poco mejor porque siento que puedo hacer un poco más. Cuando tienes una orquesta te acompañan 60 personas, y debemos de ser cuidadosos entre todos los músicos. Cuando estoy con un pianista como Ángel Rodríguez, no siento ningún tipo de problema.
Eres una cantante muy expresiva, así te he visto en la Sala Nezahualcóyotl y ahora en el Teatro Juárez, ¿cuáles son esos pasos que das más adelante de la técnica?
Creo que el momento mágico de ver a un artista expresar algo es que lo puedas creer porque hay verdad en lo que expresa. La manera de expresar la música debe ser muy orgánica, no es algo que puedas forzar, no es algo que puedas hacer falsamente. Amo muchísimo la música, pero creo que las reacciones que tengo al cantar no puedo planearlas: me preocupa mucho poder mostrarme para que la gente pueda creer en lo que digo y lo que hago. Cuando estás atenta a ti misma y a tus propias reacciones frente a la música que tratas de presentar y a la que tratas de servir, la gente puede tomarla de una manera mucho mejor.
Recientemente participaste en un concierto a la memoria de Leonard Bernstein, de quien conmemoramos 100 años de su natalicio. Obras suyas las incluyes en tu primer disco. ¿Qué significa Bernstein para ti?
Leonard Bernstein fue, ciertamente, un compositor genial, director de orquesta, pianista; pero lo que realmente me gusta de él, y lo he dicho muchas veces, es que él fue un activista social, humanitario, por los derechos de la gente. A pesar de la carrera y la reputación que tenía, en cierta manera se puso en riesgo por el bienestar de la gente. Realmente me gusta eso y me preocupo por eso especialmente ahora en mi país. Porque hay alguien, que estoy seguro conocen, que envía mensajes hirientes para mi gente y el resto del mundo, despreciando a la gente con la que estoy vinculada, mi herencia, todo. Así que celebrar a alguien como Leonard Bernstein es de hecho, muy especial. Porque fue un músico, un artista, pero también un estadounidense que usó esa plataforma, me parece, para hacer el bien. Y eso es lo que yo quiero hacer como artista también.
Quieres decir, ¿ser artista para convertirte en algo más?
Eso pienso, creo que eso debería ser. Tener talento es una cosa, para uno mismo por supuesto que es una gran cosa, compartirlo con otras personas y usarlo pienso, responsablemente, para mejorar las condiciones de otras personas, creo que ese es el verdadero don cuando tienes un talento.
Esta es tu segunda ocasión en México en menos de seis meses, ¿planeas volver pronto?
¡Ah! Me encantaría, eso espero. Porque me encanta poder venir a México para cantar y sería un verdadero placer volver. Creo que lo que más me gusta de cantar en México es que puedo sentir a la que gente que disfruta y aprecia lo que hago, no es algo que suelas sentir muy seguido, especialmente en la música clásica o la ópera, especialmente viniendo de Estados Unidos, es muy difícil. Pero encuentro bien que el público mexicano tiene una cultura de la belleza y el placer, y la música es placer. Así que ser abrazada por eso es muy especial y siempre es un honor.
Imagen: Carlos Juica / © Festival Internacional Cervantino 2018