Una charla con la artista mexicana producto de un encuentro tiempo después de que obtuviera el World Glamour Prize 2017
N22/Jocelyn Ontiveros
La primera vez que supe de Patricia Guzmán fue cuando leía una entrevista sobre su triunfo en China; la pintora mexicana había obtenido el segundo lugar del World Glamour Prize 2017 por su acuarela Alma vieja y fue la única mujer latinoamericana que participó en el certamen. Desconocía su trabajo y su rostro, pero en ese momento sus pinturas me impresionaron, eran muy realistas, parecían fotografías que proyectaban una gran sensibilidad y dejaban al descubierto el alma de las personas ahí retratadas.
Pasaron dos meses y un amigo que aprecio mucho me invitó a una comida familiar en su casa, su tío y su novia, a quienes casi no frecuenta, irían a visitarlo. Yo no sabía nada sobre ellos, sólo su nombre, pero mientras comíamos supe que su tío era fotógrafo y su novia era pintora. Al final de la comida, y entre la conversación, no pude evitar preguntarle a “Patricia” sobre su trabajo, ella me dio su tarjeta de presentación y en ésta estaba una de las pinturas que había visto en aquella entrevista, se trataba nada más y nada menos que de Patricia Guzmán. Fue algo emocionante e inesperado, una de esas ocasiones que difícilmente se repiten y que se agradecen bastante, durante toda la comida estuve sentada, sin saberlo, al lado de la pintora cuyas obras habían llamado mi atención meses antes. Después de algún tiempo tuve la oportunidad de platicar con ella sobre su trabajo con la acuarela y su experiencia en China.
¿Cómo te involucraste con la acuarela, qué es lo que te atrajo de esta técnica?
Con la acuarela es algo plenamente intuitivo. Mi papá es pintor, escultor y modelista, yo crecí viéndolo trabajar. Él siempre trabaja con lápices de color o con óleo. Sin embargo, siempre tenía todos sus materiales y entre ellos había pinturas de acuarela. Había una pintura que pintó mi abuelo que me llamaba mucho la atención, era estarla observando todo el tiempo, como eso que te jala, como que no hay una explicación racional, sino simplemente fue que me llamaba mucho la atención el estar viendo esa acuarela y veía que la textura cambiaba, me llamaba mucho la atención tratar de entender cómo se pintó, qué proceso seguiría.
Si yo iba a pintar, quería que fuera de una manera más personal, más profunda. Sobre todo viendo esos grandes artistas que admiro y que han sido como esas estrellas que miras al firmamento. Me preguntaba -¿ellos que han hecho con la pintura, como es que ellos la trabajan?- A algunos los pude conocer, otros simplemente leyendo sus entrevistas, conociendo de ellos, fue darme cuenta que en verdad lo que hacían era totalmente obvio: expresar su ser interno, expresar lo que ellos son y lo que les mueve, lo que les fascina o cómo quisieran ver la realidad, cómo interpretar la realidad, pero a su manera.
¿Qué fue lo que te llevó a plasmar las raíces indígenas en tus acuarelas?
Me di cuenta de que en realidad la pintura abarcaba mucho más de cómo la había llevado hasta ese momento. Fue como dirigir mi vida no solo en la pintura, sino en muchas formas, en todo, haces un cambio en algo y reverbera en todo lo demás; quería pintar verdaderamente desde mi corazón, tratar de decir algo más allá. Eso es lo que tiene la pintura, que es maravillosa, es mágica porque es un lenguaje que puede trascender culturas, épocas, tiempo, es impresionante. Fue darme cuenta de eso y decir: -tengo ese lenguaje, esa herramienta de comunicación tan potente: ¿qué es lo que voy a decir? Ahí comienzo un viaje interno fuertísimo, porque caes en la pregunta ¿quién soy yo? Entonces comienza todo este proceso de análisis y conocimiento interno. Ahí está la respuesta muy clara que son las raíces indígenas, que es algo que siempre me ha fascinado, la cosmovisión indígena se me hace algo súper interesante, la forma en que ellos conciben el mundo, cómo están conectados con la naturaleza, cómo tienen ese conocimiento interno, esa sabiduría de poder vivir muy diferente a como somos criados en nuestra civilización, en nuestra sociedad moderna y de progreso. Sino que ellos dentro de la pobreza que muchas veces existe, tienen una riqueza interna mucho más grande de lo que se encuentra en la ciudad.
En tu serie Raíces representas los rasgos indígenas de una forma muy particular, con una mirada algunas veces seria, pero profunda, ¿por qué?
Desde la prepa empecé a leer a Carlos Castañeda y pues te empiezas a empapar de autores que hablan sobre las raíces indígenas, Fernando Benítez, como todos aquellos que han hecho esa labor de tratar de entender su mundo y crear un puente para que los podamos conocer.
Tenemos 62 etnias en México, mientras que en China, que es un país enorme, son alrededor de 50. La razón por la que me interesa mostrarlos con esas miradas fuertes es porque quiero que se vean desde una manera horizontal. Tenemos una visión de ellos siempre tipo documental, donde nos muestra su vida y cómo es, y muchas veces es así como sin chiste o como mostrando solo la miseria, mostrando desde este lado de nosotros y ellos. Y a mí lo que me interesa es más bien mostrarlos como esos seres dignos, maravillosos y tan magnéticos que son. Confrontar de cierta manera con su mirada a nuestro propio ser interno, que puede estar muchas veces llenos de prejuicios.
¿Cómo llegaste a China y cuál fue tu experiencia durante el viaje?
En todo mi proceso he tratado de exponer mi trabajo en todos lados. Al principio era como tratar de aprovechar cualquier convocatoria, cualquier lugar para poder exponer mi trabajo y utilizar las redes para darme a conocer. He sido publicada en las revistas de arte especializadas, tanto en acuarela como en arte que se publican en Estados Unidos y en Europa, he tenido un buen alcance de llegar a otros países, tanto por publicaciones, como por internet y el organizador del evento, a través de Facebook, vio mi perfil. Me contactaron directamente para formalizar la invitación. Invitaron a veinte artistas internacionales, a siete artistas austriacos y a cincuenta artistas chinos, todos especializados en acuarela. Fue increíble estar cinco días con ellos, en esa convivencia, en ese diálogo, ver otras perspectivas de la acuarela y de formas de, no solo de pintar, sino de vida, de ver el mundo, de ver el arte.
Este viaje a China fue muy importante porque me hizo sentir que vale la pena lo que hago, que tiene ese reconocimiento. Y que al final se trata de seguir esas corazonadas, seguir esa voz interna que te va diciendo por dónde, cómo llevarlo hasta el final, ser lo más fiel a lo que uno es.
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Patricia Guzmán ha participado en más de sesenta exposiciones colectivas a nivel nacional e internacional de gran prestigio y ha sido reconocida con numerosos premios internacionales. Además, es miembro de International Guild of Realism desde el 2008, así como de la Sociedad Mexicana de Acuarelistas, y fue representante de International Watercolor Society Globe en México (2014-2015). Sus acuarelas han sido exhibidas en China, Estados Unidos, Alemania, Perú, Grecia, Tailandia, Bolivia, India, Rusia, Albania, Indonesia, Corea, Colombia, Italia, España, Bélgica, Canadá y México.
Aquí un poco del proceso en las acuarelas de Patricia Guzmán
Todas las imágenes: © Raúl Barajas · Chac Nahual