Washington, 21 ene (PL) Estados Unidos celebra hoy el Día de Martin Luther King Jr., aquel defensor de los derechos civiles capaz de imaginar y promover un mundo basado en la justicia económica, política y social.
Tales ideas, a juicio de Taylor Branch, profesor universitario y autor de una trilogía sobre la vida del reverendo, se relacionaban con educación de calidad, vivienda decente y buenos trabajos.
Como ocurre desde 2000 en todo el país de manera oficial, durante la jornada acontecerán evocaciones de la obra del reconocido activista, merecedor del Premio Nobel de la Paz en 1964.
Asimismo, en las redes sociales y otros espacios de Internet se expondrán mensajes alegóricos, citas de discursos y momentos cruciales de la vida de King, quien hubiera cumplido 90 años el último 15 de enero.
El Día de Martin Luther King Jr., cada tercer lunes de enero, se convirtió en ley en 1983, y por primera vez se celebró tres años después, aunque algunos estados desconocieron la norma a lo largo de casi una década y media.
«Debemos aprender a vivir como hermanos, o juntos nos veremos obligados a perecer como imbéciles», convocó esta legendaria figura de la historia estadounidense.
La exhortación fue evocada por Bernice, hija del luchador, en el contexto de los actos conmemorativos por el aniversario 50 de su asesinato en Memphis, Tennessee, donde ocurrió la tragedia el 4 de abril de 1968.
No hemos encontrado una manera colectiva de crear una política que trascienda a los partidos, mi padre hablaba de todo eso, opinó la mujer en una visita al Museo Nacional de los Derechos Civiles.
Ese recinto incluye construcciones anexas al motel Lorraine, en cuyo balcón de la habitación 306 se encontraba King el día del fatal suceso a las 18:01 hora local, cuando una bala disparada por James Earl Ray, a quien culparon del hecho, acabó con su vida.
Ya en aquel momento, según David Farber, profesor de historia de la Universidad de Kansas, el religioso se había convertido en un radical real en Estados Unidos que exigía justicia para los negros y todos los pobres del país.
Desde años atrás, estaba bajo la constante vigilancia del Buró Federal de Investigaciones, que lo había etiquetado como el hombre «más peligroso» de la nación.
En opinión de diversas voces, sigue siendo esquiva la visión de igualdad racial que King reivindicó en las escaleras del capitalino Memorial a Abraham Lincoln, en su conocido discurso Yo tengo un sueño, ante una multitudinaria concentración de seguidores.
Aunque han existido algunos avances para los afronorteamericanos, las desigualdades persisten, especialmente en torno a la pobreza negra, la tasa de encarcelamiento y la brutalidad policial, apuntó Jason Sokol, docente de la Universidad de New Hampshire.
No son pocos quienes sostienen que aún hoy en Estados Unidos lo blanco es la identidad esencial de la nación, y la llegada al poder del presidente Donald Trump, hace dos años, resulta una confirmación de ese criterio.
Disímiles manifestaciones del Ku Klux Klan o una mayor exposición pública de grupos supremacistas blancos son atribuidas en parte a la postura del actual jefe de la Casa Blanca.
Al pronunciar su discurso de aceptación del premio Nobel de la Paz, King aseveró que el movimiento por los derechos civiles era el mayor movimiento de liberación de la historia de la humanidad.
Se refirió al mundo entero, no solo a los negros, y en muchos sentidos tuvo éxito más allá de lo que podía imaginar, acotó Taylor al mencionar el matrimonio igualitario y los derechos conquistados por las mujeres.
El legado de King también ha sido encarnado en el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) contra la violencia policial y otros como el que convocó el pasado 24 de marzo a la llamada Marcha por Nuestras Vidas.
Celebrada en esta capital, donde participó una nieta del reverendo de nueve años de edad, y en cientos de ciudades norteamericanas, esa iniciativa exigió un mayor control sobre las armas de fuego.
Las mujeres, las minorías, los miembros de la comunidad LGBT fueron inspirados por las protestas no violentas de King y han lanzado movimientos para exigir igualdad y oportunidades, reconoció en un simposio el año pasado el exsecretario de Justicia Eric Holder.
Sin embargo, precisó el primer estadounidense de piel negra en ocupar ese cargo, todavía no se consigue el sueño, del incansable luchador, de igualdad para todos.
El hecho desafortunado es que la añeja lucha de Estados Unidos por sobreponerse a la injusticia, eliminar las disparidades y erradicar la violencia aún no termina, y la era de los abusadores e intolerantes no ha quedado completamente en el pasado, subrayó.