Este fin de semana en la FIL Minería se habló del proceso que han seguido las lenguas originarias entre la castellanización y la supervivencia tanto escrita como también oral
Por N22/Karen Rivera
¿Cómo intervino la política lingüística, el racismo, la transcrip
ción del alfabeto latino y el colonialismo en el olvido de la escritura en lenguas indígenas? Esta fue una de las preguntas que respondió el escritor Jorge Mendoza, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, como parte el ciclo “Los críticos recomiendan: escritura en lenguas originarias”. Acompañado por la promotora cultural Susana Bautista y el editor y crítico literario Geney Beltrán, Mendoza habló del proceso social que originó el espacio literario actual:
“Esto se debe a un proceso social que comenzó en el siglo XVI y que tiene que ver, por un lado, con la actuación de los misioneros franciscanos, jesuitas, agustinos, que conservaron de alguna manera las lenguas o las transcribieron en alfabeto latino, mientras separaron en dos repúblicas, las repúblicas de españoles y las repúblicas de indios, y comenzó en distintas etapas de este periodo histórico una política lingüística contradictoria: por una lado, quienes defendían que se hablaran esas lenguas. Y por el otro, la independencia nacional donde las elites criollas plantearon la idea de nombrar a los habitantes ciudadanos y establecieron una política de castellanización. Que ha tenido grandes repercusiones para la sobrevivencia de las lenguas y para su uso oral como letrado.”
Por su parte, Susana Bautista, invitó a los lectores a acercarse a autores en lenguas originarias como la poeta Irma Pineda, autora del libro para niños Dos es mi corazón, y la poeta purépecha Rubí Huerta, quien escribió Cantos de una mamá purépecha a su hijo.
“Y es a partir propiamente de las mujeres que se está transmitiendo de nueva cuenta la lengua de generación en generación, a sus hijos, pero ahora ya no solamente en una cuestión íntima, sino a partir también de la escritura.