Por Charly Morales Valido
San Salvador, 8 jun (Prensa Latina) Los amantes del rock celebran hoy el vigésimo aniversario del lanzamiento de «Californication», álbum de culto que relanzó la carrera de los Red Hot Chili Peppers (RHCP).
Disfrutar el séptimo fonograma de la banda californiana trasciende la mera preferencia por el rock, pues su amplio registro melódico se pasea por diversos sub-géneros, apuntalados por formidables videos.
El álbum relanzó la carrera de los RHCP, que tras el triunfo de Blood Sugar Sex Magik sufrió un bajón cualitativo y comercial con One Hot Minute, el único con Dave Navarro (Jane’s Adiction) en guitarra.
Tampoco ayudó mucho la espiral autodestructiva en que los sumieron el éxito y los vicios, al punto que el guitarrista John Frusciante se había marchado y se hundió en el consumo de heroína.
Quizás fue una epifanía, una coincidencia o el destino, pero durante un viaje del vocalista Anthony Kiedis a Nueva Zelanda escuchó a una loca en la calle delirar con «espías psíquicos en China», y le vino la idea.
Así nació la primera línea de «Californication», el clásico que nadie quería incluir en el disco, por complicado, pero que acabó dándole nombre a una producción marcada por el regreso de Frusciante.
Fue Flea, el excéntrico bajista de RHCP, tipo dado a encuerarse en concierto, quien sugirió invitar de regreso al virtuoso guitarrista, que por entonces ni guitarra tenía: la droga lo tenía casi en la miseria.
Tras zanjar viejas rencillas, Kiedis le compró a Frusciante una Fender Stratocaster 1962, que quizás propició la sonoridad melancólica y de atardecer en temas como el post-apocalíptico Scar Tissue.
Los días oscuros inspiraron, de hecho, las canciones y arreglos de un disco pródigo en temas imprescindibles, como los ya mencionados, el onírico Otherside o el frenético Parallel Universe.
En su autobiografía (Scar Tissue, 2004), Kiedis relata que probó con el rehabilitado Frusciante unos 10 arreglos diferentes y una decena de coros para «Californication», y ninguno acababa de convencerlos.
Para la producción quisieron al legendario Brian Eno, pero este se negó y recurrieron a su viejo conocido Ricky Rubin, tras rechazar al mismísimo David Bowie, quien mostró interés en meter sus manos.
Así, volvieron a los estudios Cello, de Los Ángeles, y en diciembre de 1998 comenzaron las productivas sesiones de las que salieron unas 25 canciones, aunque todavía no acababa de cuajar «Californication».
Dos días antes de terminar la sesión, Frusciante llegó con su nueva guitarra Gretsch White Falcon y tocó el emblemático «arpeggio» que abre el tema, y además traía las partes de Flea y el baterista Chad Smith.
Con una letra que reflexiona sobre el deterioro y la banalización de una sociedad más centrada en las apariencias, «Californication» retrata el canon hollywoodense y su culto a la falsa imagen de juventud.
El producto final fue lanzado el 8 de junio de 1999, y debutó con el quinto puesto del Billboard 200 de Estados Unidos, y clasificaron en el Top-10 de las carteleras europeas de éxitos.
En 2007, el Salón de la Fama del Rock colocó a este disco entre los 100 álbumes definitivos para todo amante de la música, aún cuando jamás RHCP -de nuevo sin Frusciante- haya conseguido un clásico similar.