José Guadalupe Posada fue un caricaturista, grabador y pintor mexicano, famoso por sus ilustraciones con escenas de muerte y caricaturas sociales inspiradas en el folclor, una de las más conocidas es la creación de La Catrina.
Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1853 en Aguascalientes, hijo de Germán Posada Serna y Petra Aguilar Portillo.
Después de aprender a leer y escribir con uno de sus hermanos, Posada entró a estudiar a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes; y al darse cuenta su padre que tenía un talento natural para el grabado, en 1868 lo dejó ser aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza.
Fue así como en 1871 logró publicar sus primeras caricaturas en un periódico llamado “El Jicote”.
Posada fue profesor por cinco años, y compartió la actividad didáctica haciendo lo que más le gustaba: la litografía comercial y la estampación de imágenes religiosas.
En 1875 se casó con María de Jesús Vela y al siguiente año decidió comprar la imprenta de Trinidad Pedroza.
Entre los años 1875 y 1888 colaboró para varios periódicos como “La Gacetilla”, “El Pueblo Caótico”, “La Educación”, “La Patria Ilustrada” y la “Revista de México”.
Pese a que tuvo varias participaciones importantes en periódicos reconocidos de la época, Posada no fue un artista tan reconocido como otros. Fue después de su muerte que sus obras empezaron a valorarse como arte popular gracias al reconocimiento del pintor Diego Rivera, quién le dio difusión e impulso a sus trabajos.
Sus obras se conservan en lugares como el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo José Guadalupe Posada en Aguascalientes y en el Museo de Artes Gráficas en Saltillo, Coahuila, además de colecciones.
Murió el 20 de enero de 1913.
La Catrina, originalmente llamada La Calavera Garbancera, fue bautizada por el muralista Diego Rivera.
La historia de La Catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En esos periodos, se empezaron a popularizar textos escritos por la clase media que criticaban tanto a la situación del país como de las clases privilegiadas.
Los escritos, redactados de manera burlona y acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos se empezaron a reproducir en los periódicos llamados de combate.
Estas eran calaveras vestidas con ropas de gala, bebiendo pulque, montadas a caballo, en fiestas de la alta sociedad o de un barrio… todas para retratar la miseria, los errores políticos, la hipocresía de una sociedad, como es el caso de “La Catrina”.