Continuando con la temática renacentista, esta vez toca dar una breve mirada a uno de los tratados más determinantes de este periodo, el Cortesano del italiano Baldassar Castiglione. Balsassar Castiglione (Españolizado como Baltasar Castellón), fue un autor y noble italiano nacido en Mantua en 1478. El Cortesano es un reflejo de su experiencia en las cortes más importantes de Italia; como tal estuvo al servicio Ludovico Sforza (Mecenas de Da Vinci), de la familia Gonzaga, y, tras ordenarse se convirtió en una de las personas más cercanas al papa Clemente VII, quien lo puso a cargo de la nunciatura en Madrid, en la corte de Carlos V. Murió en Toledo (España) en 1529.
El Cortesano fue redactado entre 1513 y 1518, aunque no se publicó hasta 1528. Como tratado es considerado paradigmático para el renacimiento, siendo el principal formador de la imagen del hombre renacentista, del ideal del humano del renacimiento. Su fama se extendió rápidamente por toda Europa. Se tradujo al español por el poeta Juan Boscán, uno de los pioneros en introducir la lírica italianizante a la poesía en español. En el aspecto estructural, El Cortesano se presenta como un relato que se contextualiza en la corte de Urbino; protagonizado por nobles pertenecientes a esta corte, quienes a través de la argumentación dialógica construyen la imagen del cortesano perfecto. Un aspecto interesante es que Castiglione introduce interrupciones, bromas, digresiones; de este modo construye la imagen de cada personaje y aligera la tensión argumentativa, lo cual vuelve la lectura muy amena.
¿En qué consistía este ideal del cortesano, que después pasaría a ser el ideal del hombre del renacimiento? En un verso de la egloga III de Garcilaso de la Vega, el cortesano debía vivir: «tomando ora la mano, ora la pluma». Es decir, el cortesano perfecto tenía que ser versado tanto en las armas como en las letras. Castiglione establece que el cortesano debe ser noble, de buena salud y fortaleza física, experto en el ejercicio militar, culto y entendedor de música y pintura, buen conocedor de la literatura y capaz de escribir versos. No es poca cosa el conjugar estos aspectos, pocos podían presumir de cumplir con el modelo. Si existió un personaje de la época, que es ampliamente considerado como el ejemplo perfecto del cortesano, ese personaje es definitivamente, el poeta Garcilaso de la Vega (Garci Lasso de la Vega 1498-1536).
Como hombre culto Garcilaso hablaba además del castellano, griego, latín, italiano y francés; aprendió también arte de la esgrima, a tocar la cítara, el arpa y el laúd. Esto aunado, por supuesto, a su actividad como poeta; con un estilo limpio (evitando las afectaciones del lenguaje) Garcilaso es considerado uno de los poetas más importantes del Siglo de Oro español.
Como Militar Garcilaso fue uno de los hombre más socorridos por el emperador Carlos V. Fue enviado en misiones diplomáticas, participó (y fue herido) en múltiples batallas hasta su muerte, luego de ser herido durante un asalto a una fortaleza en Le Muy, Francia, en 1536. El emperador estaba tan furioso, que mandó a ahorcar a la guarnición tras ser tomada la fortaleza.