Beirut, (Prensa Latina) El asesinato del general iraní Qassem Soleimani en Iraq causa desconcierto en el gobierno de Estados Unidos, pues, de momento, sus resultados son un total fracaso, apuntan observadores.
Con esa acción estimada violación de la soberanía por el gobierno iraquí, Washington aspiraba a reducir la influencia de Irán, pero consiguió todo lo contrario.
La presencia militar estadounidense en Iraq está a punto de ser eliminada o reducirse de una manera significativa, de acuerdo con los acontecimientos más recientes.
El parlamento iraquí aprobó una resolución que debe hacer efectiva el Gobierno sobre la retirada de las tropas extranjeras y si antes había indecisos respecto a la presencia norteamericana, ahora son mayoría quienes piden que se vayan del país.
Alarmado por la decisión de los diputados iraquíes, el presidente Donald Trump anunció que adoptaría medidas coercitivas contra Bagdad ante las cuales serían pálidas las que ordenó contra Teherán.
De esa manera, Trump desempolvó el recuerdo del embargo que sufrieron los iraquíes en los tiempos de Saddam Hussein para dar un argumento más de repudio entre los ciudadanos comunes.
Al frente de una coalición internacional con integrantes de 30 países, el Pentágono tampoco las tiene consigo en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los embajadores de los 29 Estados pertenecientes a la alianza bélica noratlántica acordaron, a excepción de Estados Unidos, abortar la misión en el país árabe.
Y para sellar el fallido paso de Trump, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se distanció del ataque estadounidense del pasado 2 de enero durante el cual murió Soleimani.
«Fue una decisión de Estados Unidos. No fue tomada ni por la coalición internacional ni por la OTAN», dijo Stoltenberg.
La Coalición Internacional salió a la luz con el objetivo de combatir al Estado Islámico o Daesh (acrónimo en árabe), bajo la dirección del Mando Central de Estados Unidos como coordinador las operaciones en Iraq.
Su creación y puesta en funciones inició andadura en 2014 con acciones para detener el avance de los terroristas que llegaron a ocupar un tercio del territorio iraquí.
El Departamento norteamericano de Defensa llama Resolución Inherente a esas operaciones contra los extremistas.
Pero a causa de recientes bombardeos realizados por la aviación norteamericana, en uno de los cuales murieron Soleimani y el subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Iraq, Abu Mahdi al-Mohandes, y otros ocho combatientes, Bagdad comenzó a rechazar las actividades de la coalición militar internacional.
Y estableció limitaciones que consisten en prohibición de operaciones terrestres o aéreas en el territorio nacional.
«El ejecutivo iraquí decretó que las fuerzas de la coalición internacional no podrán moverse por el país», indicó el general Abdel Karim Jalaf, vocero del primer ministro en materia de seguridad.
Así, en su calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el renunciante jefe del Gobierno, Adel Abdul Mahdi, posee la potestad de aplicar la moción no vinculante respaldada por el hemiciclo durante una sesión que boicotearon kurdos y musulmanes sunitas, aunque válida por un quórum mínimo.
Según explicó Jalaf, las tropas de la coalición verán sus funciones rebajadas a las de entrenamiento del personal militar y a consultorías.
Esa operación nunca fue comunicada a las fuerzas de seguridad iraquíes, de las que, desde 2016, forman parte las Unidades de Movilización Popular (Al Hashad al Shaabi), indicó el general.
Los recientes ataques estadounidenses son estúpidos y no pueden ser silenciados, agregó, de ahí que el Gobierno comenzó a preparar la retirada de las tropas estadounidenses.
La escalada también inquieta a los Estados del Golfo como es evidente en declaraciones del canciller de Arabia Saudita, príncipe Faisal bin Farhan, quien opinó que la coyuntura en desarrollo es muy peligrosa.
«Todos tenemos que ser conscientes de los riesgos y peligros no solo para la región sino para la seguridad global», acotó.
Con la posible retirada de las tropas estadounidenses y de la coalición internacional, algunos especulan sobre la posibilidad de que los remanentes de las fuerzas terroristas recobren fuerza y pasen a ser más operativos en el país árabe.
Aunque el jefe del Pentágono, Mark Esper, aseguró que los poco más de cinco mil soldados norteamericanos no se retirarán, bien sabe que no será lo mismo sin los 600 italianos, 500 canadienses, 400 italianos, 200 franceses y 120 alemanes que, al parecer, si volverán a casa.
*Corresponsal de Prensa Latina en El Líbano.