Washington, 17 ene (Prensa Latina) Los republicanos del Senado estadounidense continúan hoy mayoritariamente opuestos a permitir los testimonios de testigos o la revisión de más evidencia en el juicio político contra el presidente Donald Trump, pese a nuevas revelaciones.
Los miembros de la Cámara Alta prestaron juramento ayer como jurados del proceso que comenzará el próximo martes, cuando se realizará una votación sobre las reglas a seguir en el juicio, en el cual siete congresistas demócratas designados por la Cámara de Representantes tendrán el papel de fiscales.
Desde que la Cámara Baja aprobó el 18 de diciembre dos cargos contra el jefe de la Casa Blanca, uno por abuso de poder y otro por obstrucción del Congreso, uno de los temas más disputados ha sido el de la posibilidad de llamar a testigos y revisar nuevos documentos en el Senado.
Las acusaciones contra Trump se basan en los llamados que realizó a Ucrania para que el gobierno de ese país abriera una investigación sobre las elecciones norteamericanas de 2016 y otra sobre el exvicemandatario y candidato presidencial demócrata Joe Biden.
A partir de documentos y del testimonio de testigos, los demócratas sostienen que el jefe de Estado presionó a la nación europea para que lanzara esas pesquisas con el fin de beneficiarse políticamente en los comicios presidenciales de noviembre venidero.
De acuerdo con lo sugerido en declaraciones de varios miembros del ejecutivo, Trump condicionó la entrega a Ucrania de ayuda militar aprobada por el Congreso, y la celebración de un encuentro con su homólogo Volodymyr Zelensky, a que Kiev anunciara públicamente las indagaciones demandadas por Washington.
El presidente norteamericano y los miembros de su partido, sin embargo, indican que no hubo nada inadecuado en sus tratos, y que las solicitudes de pesquisas respondieron al interés de combatir la corrupción existente en ese país.
Todo el proceso desatado en torno a este asunto ha sido tremendamente partidista, pues mientras la inmensa mayoría de los demócratas de la Cámara Baja votó a favor de acusar formalmente a Trump, ningún republicano respaldó esa decisión.
En esa misma línea, muchos senadores del partido rojo rechazan las demandas demócratas de contar con testigos adicionales en el juicio, con el argumento de que la Cámara Baja debió recopilar toda la evidencia necesaria, a pesar de que la administración impidió a varias figuras colaborar con la pesquisa efectuada en ese órgano.
Si el caso existente es sólido, no hay necesidad de que el juez y el jurado reabran la investigación. Si el caso existente es débil, los demócratas de la Cámara no deberían haber acusado en primer lugar, expresó al respecto esta semana el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
Las presiones sobre este tema se incrementaron en los últimos días porque Lev Parnas, un exasociado del abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, dijo a la prensa que Trump sabía todo sobre la campaña de presión en Ucrania, y que los llamados realizados a Kiev tenían como propósito beneficiar políticamente al presidente, no luchar contra la corrupción.
Asimismo, Parnas entregó a la Cámara de Representantes registros telefónicos, mensajes de texto, documentos y fotos para respaldar sus acusaciones.
Por otro lado, la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) afirmó ayer que, al bloquear por varios meses la asistencia militar a Ucrania, la administración Trump violó una ley de 1974 que limita la capacidad de la Casa Blanca para retener los fondos asignados por el Capitolio.
Las declaraciones de Parnas y el criterio de la GAO avivaron de inmediato las exigencias de los demócratas de contar con testigos y materiales adicionales, pero los legisladores republicanos no parecieron perturbados por la nueva información.
Hasta el momento, la única puerta que parece abierta hacia una posible participación de testigos es que los republicanos decidan considerar el tema, no al inicio del juicio, sino una vez que los fiscales y la defensa del presidente hayan presentado sus casos. Aprobar la presencia de personas que den su testimonio requeriría una mayoría simple de 51 votos -cuatro más que el total de los demócratas-, y algunos miembros de la fuerza roja han dado señales de que podrían estar a favor de dar ese paso.
Pero incluso si los senadores llegan a revisar nuevas evidencias, no parece que eso vaya a cambiar las férreas posturas partidistas en este asunto, por lo que el gobernante debe ser absuelto en la Cámara Alta controlada por los republicanos.
De tal modo, el impacto que tendrá el juicio a Trump podría verse realmente en los comicios de noviembre próximo, a partir del modo en que los votantes perciban este proceso: como una maniobra política de los demócratas para socavar al presidente, o como un encubrimiento en el que los republicanos deciden ignorar las faltas del mandatario.